Circuito de Lasarte (San Sebastián) 



“Los fabricantes ven en la competición dos fines. En primer lugar, es el banco de pruebas de un motor, de un chasis, de un mero material, de un mero dispositivo. Es el ensayo práctico de lo forjado en sus laboratorios, en los estudios de los talleres. Es la realización de ideas teóricas llamadas unas a revolucionar la mecánica y otras a hundirse en el rotundo fracaso. Es la competencia de la sabiduría, de la iniciativa, del talento de los ingenieros y obreros de una marca.

Por otro lado, las carreras aportan una gran repercusión publicitaria. Las marcas acuden a estas fantásticas luchas porque el automóvil es de reconocida utilidad pública que marcha a la cabeza de las industrias mundiales llevando camino de ser una de las primeras fuentes de riqueza del universo.

Desde el punto de vista de los organizadores, el objetivo se centra en las consecuencias turísticas que origina la puesta en marcha de una prueba deportiva de semejante calibre. Las carreras automovilistas son el acontecimiento de moda en toda Europa y supone atraer la atención del continente manifestada en sus periódicos y revistas por los ingenieros de la pluma y reporteros gráficos desplazados ex profeso a San Sebastián.

Por lo tanto, se considera como un error muy generalizado al apreciar la celebración de estos meetings de motor en el exclusivo sentido espectacular”.

Estas líneas se publicaron en 1925 en un periódico local con motivo de la tercera edición del Circuito de Lasarte. 94 años más tarde el concepto permanece.

En http://circuitodelasarte.com/index.php se detallan los objetivos del libro, sus características técnicas, un resumen de contenidos y la forma de adquirirlo.

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