Los circuitos urbanos en España: Montjuïc, Alcañiz... ¡y Bilbao! 



Texto realizado por JAS en 2005 con motivo de la carrera de Bilbao de las World Series, por lo que algunos datos que se mencionan pueden ser antiguos. 

Desde el comienzo de la competición automovilística, tanto los escenarios de celebración como las máquinas propiamente dichas han cambiado y evolucionado a gran velocidad. Curiosamente, e independientemente de la modernidad que destila por los cuatro costados, el circuito urbano de Bilbao nos traslada en cierta forma a aquellos tiempos en que las carreras se celebraban literalmente por las calles de los ciudades, dando forma a una serie de trazados urbanos que permanecerán siempre en el recuerdo de todos.

Los circuitos denominados ruteros (formados por carreteras que unían varias localidades no muy lejanas) fueron los primeros en albergar pruebas de vehículos, pero en los años 30 los trazados urbanos comenzaron muy pronto a proliferar en nuestro país, siendo el gran pionero de todos ellos el circuito de Montjuïc, cuya primera competición automovilística tuvo lugar en 1934. La montaña barcelonesa acogería carreras de todo tipo destacando, sobre manera, el inolvidable rugir de los monoplazas de Fórmula 1 con la disputa del Gran Premio de España. Asimismo, en 1946, nacía en la Ciudad Condal el trazado urbano de Pedralbes, compuesto por el triángulo de la avenida Diagonal, carretera de Esplugues y avenida Pedralbes, que más tarde sería rediseñado. Un marco incomparable con gran actividad y que presenció el paso de los mejores monoplazas y sport de la época.

Nos encontramos en plena mitad de siglo XX y el madrileño Parque del Oeste celebró el I Gran Premio de Madrid en 1948, un inequívoco preludio de los circuitos que vendrían inmediatamente después. Así, el Parque del Retiro, el trazado de la Casa de Campo y las pistas del Aeropuerto de Barajas fueron los lugares elegidos en Madrid para la celebración de diversas carreras de automóviles. Ya entre los años 1965 y 1975 surgen más circuitos urbanos como los de Salamanca, Puerto de la Cruz (Tenerife), Alcañiz (el circuito Guadalope es el más antiguo que permanece en funcionamiento en España ya que el primer Premio Ciudad de Alcañiz fue disputado en septiembre de 1965), Vistahermosa (en Alicante y por las calles de una urbanización), Aljavir (Madrid), Parque Primo de Rivera y Caspe (Zaragoza)... Muchos de ellos fueron testigos del paso de los pilotos de la Copa Nacional Renault al volante de los míticos R-8 TS. Este prolífico certamen de iniciación de la marca del rombo ha permanecido en el calendario automovilístico nacional de manera permanente, haciendo gala de una envidiable salud al cumplir en la presente campaña 2005 su edición número 37.

Salvador Cañellas forma parte de la historia de la Copa Renault, ya que tuvo el honor de inscribir su nombre como primer ganador de la Copa en 1969 con su R-8 TS. El magnífico piloto catalán revive aquella época y, sobre todo, el tipo de conducción a adoptar sobre los sinuosos circuitos urbanos: “Empecé a correr en circuitos urbanos en moto a principios de los años 60, para luego pasar ya a competir con automóviles. Recuerdo muchos trazados de aquella época, como los de Montjuïc, A Coruña, Vigo, Granollers, también los de la zona levantina como Burriana, Benicarló, Benicassim, etc. La verdad es que había pocas protecciones, con vallas metálicas y siempre con bordillos, farolas y árboles muy cerca del paso de los vehículos. El asfalto no era de primera calidad, había zonas sucias, otras más gastadas y también tramos muy deslizantes, con curvas que no eran de alta velocidad. El tipo de conducción que se debe adoptar en estas condiciones es prácticamente el mismo que en un circuito normal, pero tienes que saber que no se puede cometer ningún fallo, es decir, el margen de error es mínimo y cualquier despiste se paga muy caro”.

Salvador Cañellas continúa: “El principal peligro que veo es que cualquier coche se puede quedar en la pista en caso de una salida, y esto en un circuito normal no pasa ya que hay muchas escapatorias. En la década de los 70 había algunos circuitos que eran más peligrosos que otros. Sin duda, no hay color con los amplios y modernos complejos que se han construido últimamente en España. Y, por supuesto, la Copa Nacional Renault era uno de los principales reclamos para cualquier piloto joven. El Renault 8 TS era muy divertido de conducir y yo disfrutaba muchísimo en su habitáculo. Presenciar la carrera suponía todo un espectáculo para el público, ya que había grandes derrapes y cruzábamos el coche en cada curva, algo que en la actualidad no se puede ver”.

Los urbanos no cesaban de aparecer con una característica importante: la diversidad geográfica. Venta Cabrera (Valencia), Granollers (Barcelona), Riazor (La Coruña), Balaídos (Vigo), San Cipriano (Orense) fueron protagonistas en la década de los 70, mientras que en 1983 se inauguraba el circuito del Tajo (Toledo). Andalucía mostraba su total compromiso con los trazados de Fuengirola y Puerto Banús, siendo éste el último en diseñarse en 1986. Sin lugar a dudas, en Bilbao se revive el glamour y el no menos emocionante e impactante paso de los vehículos de competición por las calles de la ciudad, aunque con unas medidas de seguridad que poco tienen que ver con las que se utilizaban hace pocas décadas.

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