Historia. 1972, Salvador Cañellas y Seat: año histórico 



Por Josep Autet.

Desde que ganó el Rally Catalunya Històric-Rally de les Caves de 2019 teníamos ganas de hablar con Salvador Cañellas. 46 años después de haberlo hecho en la primera edición de dicho rally, este portento de nuestro deporte volvió a vencer dicha prueba por mucho que ahora no tenga absolutamente nada que ver con los difíciles “Cavas” de los años 70. En aquel Cataluña de 1973 yo vi pasar a Cañellas-Ferrater, bajo la lluvia, en Coll de Rabell, una aventura nocturna a los 15 años yendo de paquete en la moto de un amigo. Otros tiempos y otras situaciones, sin duda.

El paso del tiempo hace que las situaciones evolucionen. De ver pasar el 25 de noviembre de 1973 por ese famoso tramo a todo un ídolo, estaba marcando ahora, 46 años después, el número del teléfono móvil de Salvador Cañellas, lo que para mi sigue siendo un auténtico privilegio. Tenía ganas que Salva me contase cosas de aquel Cataluña-Cavas de 1973 y poder escribir algo bonito tantas décadas después de aquel triunfo pero, sorprendentemente “no me acuerdo de nada de aquel rally, la verdad, ¿llovió? Pues ni idea, nada…”, me largo “el nen”. De todos modos no es difícil entablar una charla con Salvador y menos cuando uno se muestra curioso por saber cosas de un piloto y una época irrepetibles. Y en esta ocasión el toma y daca telefónico versó sobre 1972…

“Lo curioso del caso es que mi participación en el Campeonato de España de 1972 fue casi por casualidad. Yo sabía muy poco de rallyes pero dado que estaba corriendo la Fórmula 1430 conseguí que el departamento de prensa de la marca, en Madrid, me dejase para el Rally Costa Brava un Seat 1430. Era un coche de la flota de prensa que estaba junto a otros dos en el concesionario Seat de Girona, donde fui a buscarlo con mi padre a bordo del R-8 TS con el que había ganado la Copa un año antes. El 1430 no tenía barras, era completamente de serie, pero tenía todas las pegatinas del Monte-Carlo en que el coche participó”. El Seat 1430 que Cañellas y su padre recogieron en Automóviles y Suministros S.A. de Girona se lo “entregaron” su anterior piloto, Salvador Servià, y el responsable comercial del concesionario, Eduard Rodríguez.

“Ya en Barcelona lo adecentamos un poco, le colocamos un par de faros y salimos al rally, desde la avenida María Cristina de Barcelona, Federico van der Hoeven y yo. En realidad era un préstamo de compromiso, nadie intuía lo que yo iba a hacer con ese coche y al final en Seat se enteraron por la prensa. No teníamos mucha idea pero el rally no nos fue nada mal y acabamos cuartos, primeros de grupo 1. Eso nos animó a seguir con la experiencia pero en Seat me pedían el coche y yo suplicaba que me lo dejasen unos días más. Y así, semana a semana, conseguí mantenerlo ¡hasta mediados de abril!”.

Para comprobar el nivel de proeza que estaba mascando Cañellas en aquellos primeros meses de 1972, coloquémonos en situación y veamos cómo se las gastaba el calendario del Campeonato de España y qué es lo que hizo “el nen” hasta que sucedió lo que sucedió: el nacimiento de Seat Competición:

• 12-13 de febrero, Rally Costa Brava: 4º absoluto, 1º de grupo 1 y de grupo 1-FN
• 19-20 de febrero, Rally de la Lana: 6º absoluto, 3º de grupo 1 y 2º de grupo 1-FN (ganó Bäbler)
• 26-27 de febrero, Rallye Vasco-Navarro: 4º absoluto, 2º de grupo 1 y 1º de grupo 1-FN
• 4-5 de marzo, Critèrium Guilleries: 3º absoluto, 2º de grupo 1 y de grupo 1-FN (ganó Valls)
• 17-18-19 de marzo, Rallye Firestone: Retirado (mangueta de la dirección derecha)
• 7-8-9 de abril, Rallye de las Cavas: 5º absoluto, 2º de grupo 1 y 1º de grupo 1-FN

Hay que mencionar a los copilotos de la aventura de Cañellas con el catorce treinta de grupo 1. En el Costa Brava, Cavas, Vasco-Navarro y Firestone le acompañó Federico van der Hoeven. En el Guilleries lo hizo Daniel Ferrater, ya que Federico estaba comprometido con Ricardo Soler. Y en el Cavas corrió con Víctor Sabater. A partir del Luis de Baviera, ya dentro de la incipiente pero flamante nueva estructura de Seat Competición, le acompañó Daniel Ferrater.

Salvador contaba con la ayuda de J. Soler y del Camping Santa Oliva, que era de la familia, y estaba inscrito por Escudería El Mesón de Sant Cugat del Vallès. En algún rally apareció el logo de Talleres Scratch. Tras estos seis rallyes, disputados con ese Seat 1430 de estricta serie que en teoría tenían que conducir los periodistas en ensayos de prensa, Salvador Cañellas era líder del Campeonato de España y todo ello produjo casi un terremoto en la dirección de la marca…

“Lo apretado del calendario y lo bien que íbamos me llevaba a pedir constantemente que se prolongara la cesión del coche. Con quien yo me entendía para la cesión del 1430 era con Raúl González Salas, que estaba en Madrid. Él me decía cada lunes que lo devolviera, pero al final siempre lograba convencerle y el coche corría un nuevo rally el fin de semana siguiente… y así logramos hacer seis rallyes. Tiempo después, esta persona me confesó que estuvieron a punto de despedirle de la compañía, ya que en la casa veían mal que no fuera capaz de retener el coche. Y además, con nuestra insistencia haciéndolo bien, le estábamos dando al modelo una estirpe deportiva que en realidad Seat no quería, la deportividad la querían para la Fórmula 1430, no para el 1430 de calle… total que nosotros conseguimos, sin pretenderlo, darle la vuelta a la situación”.

El 1430 que condujo Cañellas en ese inicio de temporada formaba parte de una serie de unidades con matrículas correlativas que, tras el desbarajuste que supuso la entrada de esos vehículos de la flota de prensa en los rallyes, pasarían a formar parte de Seat Competición. La placa del coche de Cañellas era la B-914.936 (coche que llevaron Servià-Boix en Monte-Carlo) y la B-914.937 se hizo también famosa, ya que además de llevarla otros pilotos fue la que permitió a Antonio Zanini ganar el Rallye 2000 Virajes de ese mismo año, luciendo en uno de esos Seat 1430 pero ya transformado a grupo 2. El B-914.938 lo llevó Jorge Bäbler, también con una leve transformación, en el Rallye 500 km de Alicante.

“Agradezco el esfuerzo de los que se jugaron el puesto y la ayuda de la marca a fin de cuentas. Aquello valió la pena porque se estaba gestando algo mucho más importante. En el Critérium Luis de Baviera, el 6 de mayo, ya salimos con un coche de competición de la marca, un Seat 124 con el motor 1600 del Sport Coupé. Era uno de los famosos coches rojos con el capó negro de grupo 5, los primeros de competición hechos en Barcelona, con Paco Coll y Bordoy al frente. En ese debut el coche fallaba mucho aunque afortunadamente pudimos acabar en cuarta posición. Con lo conseguido el resto de la temporada con ese 124 y los resultados anteriores con el 1430 conseguimos terminar la temporada primeros, ganando además el Rallye de España y logrando otros podios. Guardo un recuerdo muy claro y bonito de aquellos primeros meses de 1972 y en especial de todo el año, evidentemente, ya que en una misma temporada pude ganar el nacional de rallyes y también el de la F-1430”.


Y Cañellas dice eso como si nada, como si de una pequeña aventurita más se tratara… El menudo piloto catalán se erigía en 1972 como la figura del momento y además combinaba los coches con la resistencia en moto. Un año más tarde vencería sus segundas 24 horas de Montjuïc, con Min Grau y una Ducati 860 en el circuito de la montaña barcelonesa, donde Cañellas había ganado en 1968 el primer GP de un piloto español, gesta que repetiría en 1970. Todo eso es ya otra historia, podríamos rellenar folios y folios con las hazañas de este fenómeno del motor. Y llegados a este punto me parece imprescindible apuntar: ¿para cuándo una biografía oficial de este adalid de nuestro motor llamado Salvador Cañellas Gual?

Josep Autet
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Marzo 2019

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