Historia: Ricardo Antolín, efímero gran profesional 



Por Josep Autet.

Ricardo Antolín Baigorri, compostelano nacido el 27 de febrero de 1948 aunque residente desde los 11 años en Madrid, fue el tercer clasificado del primer Campeonato de España de Copilotos de Rallyes, el de 1972, y campeón absoluto un año más tarde. “Richard” (como se le conocía en los rallyes), falleció a los 59 años de edad el día 16 de febrero de 2008 en un accidente de circulación cerca de Madrid.

Aunque copilotó a un montón de pilotos, su gran mentor en la profesión fue Bernard Tramont, si bien su mayor éxito deportivo lo logró acompañando a Jorge Bäbler, con el que lograría el título de Campeón de España. La retirada de Bäbler cuando estaba en la cúspide de su carrera significó también el abandono de Antolín del máximo nivel, hasta retirarse en 1974 y dedicarse a un trabajo más estable en el sector de la construcción en Pamplona.

Ricardo Antolín necesitaba gafas, lo que en aquellos tiempos complicaba el cambio de enfoque al visar la ruta o las notas, por ese motivo se le solía ver a menudo en el habitáculo con lentes oscuras, incluso de noche. En todo caso, el autor de este artículo escuchó de Jorge Bäbler la mejor opinión como copiloto de Ricardo Antolín, riguroso y profesional como muy pocos.

Antolín era modesto y algo tímido, pero un hombre con una personalidad muy marcada. Además de gran copiloto esgrimía un elaborado e irónico sentido del humor, como de estilo británico, alguien que con dos palabras te hacía una gracia. Los que vivieron aquellos años seguro que recordarán los motes que Ricardo ponía a determinadas personas. Es bien conocido que “El Púas” era uno de sus pilotos, Lucas Sainz, pero ¿quién era el “Gordo Peloto”? Pues Fernando Villaamil, jefe del equipo de FASA-Renault; ¿y “Don Alfonso”? Ese era José Juan Pérez de Vargas, jefe de Seat Competición… en fin, un auténtico atrevido el chaval.

Además de su trabajo posterior a la etapa de los rallyes, Ricardo Antolín fue cooperante voluntario en América Central. Sea como fuere, dado que los artículos de estos días están elaborados para dar relieve al que fue el primer campeonato español de rallyes para copilotos, lo importante es tener las opiniones de “Richard” sobre esa temporada, aunque ya no pueda dárnoslas en persona. Escrito por el propio Antolín, a principios de la temporada de 1973 se publicó en Autopista un interesante resumen de aquel año imprescindible, que es el que nos ha dado luz para la realización de este reportaje global que abarca 4 días.

Ricardo Antolín se solía quejar que al copiloto sólo se le destacaba cuando cometía un fallo, por ese motivo fue un gran defensor de lo que muy pocos años después sería una profesión, incluso bien pagada en algunos casos, de ahí que de querer dejarlo a finales de 1971, volviera seriamente en 1972 al crearse el campeonato y lo bordara con Bäbler en 1973. Ahí va su testimonio sobre el segundo de esos años…

“Yo había anunciado mi probable retirada de la competición, pero la creación del campeonato ejerció sobre los más directos implicados en esta actividad un atractivo especial, aparte del hecho de que se nos tuviera por fin en cuenta que era, ni más ni menos, la posibilidad de ser el primer campeón de una lista a completar en ediciones sucesivas.

Confieso que eso era lo que más me apetecía al principio de la temporada. Así, vi con nostalgia como Pepe Adell, ocupando un puesto que podía haber sido mío, se adjudicaba la primera puntuación importante al ganar el Fallas con José Pavón y aparecía como uno de los pocos candidatos que, al seguir de forma uniforme el campeonato con un equipo oficial, tenía posibilidad de puntuar en el máximo de pruebas.

El caso es que había un montón de copilotos que aspiraban al nuevo título, copilotos que se iban alternando a la derecha de los mejores pilotos. Aquí fue donde me decidí a seguir en competición. Ante la búsqueda por parte de Eladio Doncel de un copiloto para el Vasco-Navarro, las gestiones que hizo en Barcelona le proporcionaron a Daniel Ferrater, con el que tomó la salida. Con la miel en la boca entrené y me inscribí en ese rally con el “Rizos”, pero se nos rompió el motor. Enterados todos de mis intenciones y ante la “fuga” de Adell, don Fernando Villaamil solicitó mis servicios para José Pavón, lo que gustosamente me devolvía al redil y, además, con posibilidades de adjudicarme el campeonato al formar parte del primer equipo de Renault que debía perseguir en todo momento la consecución del campeonato “gordo”.

En el Rallye de les Caves, al no acudir Renault que se olvidaba de los coeficientes 3, tuve la oportunidad de correr y terminar segundo con Marc Etchebers, lo que me procuró los correspondientes puntitos que, sumados al cuarto puesto con el que Pavón celebraba su santo en el Firestone, me situaban, con sólo dos actuaciones, en el quinto lugar de la tabla por detrás de Ferrater, Mantecón, Adell y Van der Hoeven.

Después de mis segundos puestos en Alicante y Rioja, no volvería a puntuar hasta el de España, mientras que los copilotos de Seat fueron sumando sin parar. Fue tras el 2000 Virajes, y después de comprobar algunas incompatibilidades con el equipo, cuando se rompió amigablemente mi compromiso con Renault, con lo que mis sueños de campeonato se esfumaban.

Por esto empecé a buscar un puesto en algún equipo para el Costa del Sol y después de algunos contactos con Jorge Bäbler y ante la retirada de Adell para integrarse a la sociedad de consumo, decidimos hacer una prueba de cara a la temporada 1973. Con acabar inmediatamente después de Lewin y Sabater, por ese orden, me bastaba para conseguir el tercer puesto, al que únicamente podía aspirar ya.

El caso es que ganamos el Costa del Sol y tanto Bäbler como yo conseguimos el tercer puesto en nuestros respectivos campeonatos, por lo que la prueba no pudo ser más fructífera y cerramos ya el acuerdo para la temporada 1973 entera”.

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