Historia. Víctor Sabater: “En los 70 pusimos los cimientos de la profesión” 



Por Josep Autet.

Nacido el 16 de diciembre de 1953, Víctor Sabater Sánchez es 18 meses menor que su hermano Jordi pero curiosamente empezó a correr antes que él, nada extraño si se tiene en cuenta que Víctor, a la edad de 12 años, ya participó en alguna pequeña prueba de regularidad y que con 18 –la edad que tenía en 1972–, era uno de los grandes del nacional de rallyes. No ha sido suficientemente explicado el gran mérito de la familia Sabater en el mundo del automovilismo, de Víctor y Jordi en materia de copilotaje, sin duda dos de los mejores en esta profesión que ha tenido el país, y de Jordi padre como alma mater que fue de una buena parte del automovilismo y motociclismo de varias décadas. Esa es sin duda otra historia, pero ahí queda el apunte.

Hoy recabamos el testimonio de Víctor Sabater para que nos cuente algo sobre aquella temporada 1972 en la que los copilotos pudieron dirimir su primer título nacional…

“Por unas circunstancias que no vienen al caso, a los 16 años me fui a vivir a Portugal y al regresar enlacé de nuevo con lo que era mi afición, iniciándome inmediatamente en el copilotaje de velocidad. El final de los 60 y principios de los 70 fueron años con mucha actividad y ganas de correr, había gente con afición de verdad y los copilotos con vocación estábamos muy solicitados. En mi caso hice un rally algo así como de prueba con Jaime Juncosa y en 1969 realicé mi gran debut en un rally importante, el Costa del Sol, con Joan Armadans en un curioso Iso-Rivolta”.

“Hace un tiempo me puse a contar con cuantos pilotos habría corrido a lo largo de mi vida y salió la cifra de 48. En 1972, con 18 años cumplidos el diciembre anterior, hice toda la temporada con Manuel Juncosa. En realidad corrí todo lo que me permitía la edad, ya que en los rallyes del europeo o los que tenían mucho kilometraje: Costa Brava, Firestone, RACE y Sherry, no podía participar por carecer de licencia de piloto, documento requerido para participar en rallyes de más de 1.200 km. Ese fue el motivo por el que no pude luchar realmente por el título. En esos rallyes que no podía correr sí entrenaba con Juncosa y luego cedía notas y asiento normalmente a José María Mónaco y en un rally a José María Palomo”.

“1972 fue en realidad mi primer año digamos como profesional, el ambiente no era nuevo para mi, lo había mamado desde muy pequeño y era sencillamente fantástico, siempre de risas, camaradería, una extraordinaria experiencia, vamos. En el Rally de les Caves, Manel me dijo que Artemi Eche, su anterior copiloto con el que había ganado las dos ediciones anteriores, estaba ilusionado por intentar el tercer triunfo, como así fue, y yo disputé este rally con Salvador Cañellas, amigo de las motos, ya que en aquel rally no podía acompañarle Federico van der Hoeven. Ese era el ambiente, todos éramos amigos e intentábamos correr el máximo de pruebas posible y nos alternábamos unos con otros. Precisamente al estar yo a la derecha de Juncosa le aconsejé a Salva que saliera con Daniel Ferrater, creándose así un gran equipo”.

“Fue una temporada intensa, no parábamos, y nosotros tuvimos dos desilusiones importantes, una fue que Seat no tuviera en cuenta a Manuel Juncosa cuando creó ese mismo año el departamento de competición y otra cuando padecimos diversas retiradas por problemas mecánicos que estoy seguro fueron las que nos arruinaron las posibilidades de lograr el título”.

“En el Fallas íbamos primeros con el 1430-1600 y en el último tramo reventó el diferencial. En el Luis de Baviera el coche se paró en plena noche y en una zona muy rápida, lógicamente abandonamos pero Manel demostró de qué pasta está hecho, unas manos de oro, ya que logró mantener el coche en la carretera, sin luces, y supo parar justo en el borde sin tocar nada. Otra de las muchas retiradas fue en el 2000 Virajes, íbamos líderes luchando con Reverter y el Alpinche y después de Coll de Jou, yendo para Sant Llorenç de Morunys, se metió una piedrecita entre la carcasa y la correa de distribución y la seccionó. Esa retirada sí dolió. Debutábamos con el Seat Spider, estábamos delante, mano a mano con Reverter y además “Lalao” acabó por retirarse… Ganando esa carrera, la clasificación del campeonato hubiera sido otra”.

Le pedimos a Víctor una frase que defina a sus colegas de aquel lejano 1972…

Daniel Ferrater: “Lo conocía personalmente y ya de entrada apuntó lo que siempre ha sido: una persona muy metódica, excelente para estos menesteres, un tío válido y muy legal”.
Pepito Adell: “Un tipo fantástico, una buena persona, sin problemas con nadie, campechano y excelente en su trabajo”.
Ricardo Antolín: “Era una persona encantadora, realmente muy majo y aplicado en su tarea, uno de aquellos copilotos que veías claramente que valía para esto”.
Ignacio Lewin: “Es el copiloto que menos conocía ya que provenía de la movida madrileña, en todo caso siempre acompañó a grandes pilotos”.
Antonio Mantecón: “Un tipo cachondo y agradable como pocos, recuerdo perfectamente su bigote con el que nos metíamos siempre. También recuerdo el pavoroso accidente que sufrió con Eladio Doncel en el rally de Oviedo, afortunadamente curaron sus graves heridas pero por un momento todos temimos lo peor”.
¿Y los otros?: “Pues Jaime Ramón Guerrero, que iba con Julio Gargallo; Javier Bueno, que hizo rallyes con Rizos; Federico van der Hoeven; mi hermano Jordi; los diversos copilotos que iba alternando Estanislao Reverter a su derecha, como “Facas” o Antonio Reverter; el propio Juan Carlos Oñoro... todos éramos amigos y formábamos parte de esa peña de los copis. “Lalao” Reverter era un ser entrañable, recuerdo como si fuera ahora que a veces me estrujaba cariñosamente entre sus manos porque en el fondo yo no era más que un niño y él un señor de 40 y tantos años”.

“Estoy contento de haber vivido esas épocas, era un automovilismo de verdad y con todo por hacer. En nuestro caso, los copilotos de esos años 70 fuimos los que pusimos los cimientos a una actividad que ha sido profesión para otras generaciones a lo largo del tiempo”.

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