Interesante artículo elaborado por Josep Autet en 2013 y publicado junto con una serie amplia de textos en www.jas.es para conmemorar los 50 años del Porsche 911.
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Jean-Luc Thérier: El funambulista que ganó con un 911
Menos de tres años después del triunfo del marsellés Jean-Pierre Nicolas con un 911 Carrera en Monte-Carlo, el normando Jean-Luc Thérier se sentó en un Porsche 911 SC para emular a su antiguo compañero… “No, no había conducido jamás un 911, pero cuando has corrido muchas pruebas con un Renault 8 Gordini y luego con un Alpine-Renault A110, conducirlo no era tan difícil. Con 330 CV para un peso inferior a la tonelada, es evidente que contabas con un buen motor. Tenías que ir con cuidado para controlar las derivas del tren trasero, pero la combinación de potencia, peso y posición del motor, hacía que la aceleración ganara a la tendencia de irse de lado”.
El Tour de Corse de 1980 se corría en otoño y hacía mal tiempo, con unas ráfagas de viento muy fuertes. Al final de la primera etapa, Jean-Luc ocupaba la segunda plaza por detrás del Renault 5 Turbo de Jean Ragnotti. Por detrás tenía a Bernard Darniche (Fiat 131 Abarth) y a Guy Fréquelin (Talbot Sunbeam Lotus), mientras que los Fiat 131 Abarth de Walter Röhrl y Michèle Mouton estaban más lejos.
El segundo día, en plena especial, un árbol abatido por la tempestad había caído a la carretera. En aquella época, este tipo de incidentes formaban parte de las carreras y los participantes tenían que enfrentarse a ellos. Ragnotti, por ser el líder, fue el primero en pararse delante del obstáculo. Poco después, Thérier, que por lo tanto le había recuperado un minuto, llegó donde estaba el R5 Turbo. A continuación llegaron Darniche y Fréquelin. Los esfuerzos coordinados de estos 8 hombres consiguieron limpiar la carretera y todos pudieron retomar su camino.
Los cuatro coches arrancaron a toda velocidad en un gran premio infernal disputado bajo una auténtica tromba de agua. Ragnotti y Thérier van por delante y logran escaparse. Detrás, el Fiat se ve impotente para aguantar la presión del Talbot. En una ruta estrecha, Fréquelin intenta la maniobra de adelantamiento, los dos coches se tocan y se salen de la carretera. Por delante, inconsciente de lo que estaba pasando por detrás suyo, Thérier continúa batallando con Ragnotti… “Un pequeño golpe de parachoques por aquí, otro pequeño toque por allá, yo hacía lo posible para desestabilizarlo. Pero notaba como Jeannot lograba controlar el coche en el último momento y seguía delante, hasta que al final quedó detenido en una cuneta”.
Sin el concurso de sus tres grandes rivales, Thérier no tuvo que hacer otra cosa que llevar el coche hasta la llegada… “La lluvia no cesó en ningún momento, pero la motricidad del Porsche me permitió, sin tomar riesgos, controlar la carrera hasta la llegada. No había pilotado en mi vida un Porsche, ni para dar una vuelta a la manzana. ¿El recorrido? Lo pude entrenar una vez y cuando el coche de carreras llegó, rodé con él 1 km para tenerlo por la mano. Fue suficiente. Un Porsche no era difícil de pilotar en Córcega. A pesar de sus 300 CV se comportaba similar a la berlineta. ¿La mayor dificultad? Tuvimos un par de emociones con Vial cuando el coche salió en aquaplanning a gran velocidad debido a los inmensos charcos. Es verdad que hacía un tiempo de mil demonios: tempestad, lluvia, niebla, árboles arrancados… Pero lo superamos todo. Me acuerdo que tuvimos un gran susto cuando, en la carretera de las Crêtes, una placa metálica en la zona de los pedales se desoldó y cayó debajo del pedal de freno. Íbamos a 160 por hora y abordamos un viraje a la derecha que teníamos que hacer a 60... y los frenos no funcionaban. Milagrosamente era el único lugar de todo el rally en el que había una escapatoria, un camino que nos hizo de ralentizador. Tuvimos suerte…”.
El Tour de Corse de 1980, que se corrió a finales de octubre, estuvo encabezado pues por el Porsche 911 SC de Jean-Luc Thérier-Michel Vial, siendo segundos ¡a más de 10 minutos! Walter Röhrl-Christian Geistdörfer (Fiat 131 Abarth) y terceros, a más de 25 minutos de los ganadores, otro Porsche 911 SC de Alméras, conducido por Alain Coppier-Josepha Laloz.
Con todo, ésta fue la segunda vez que los hermanos Alméras ganaban un rally del Campeonato del Mundo por delante de los equipos de fábrica. Eran años en que los Alméras tenían un enorme prestigio, recordemos que aquel mismo 1980 Hannu Mikkola había conducido un 911 SC del equipo en Monte-Carlo, coche que luego pilotaría Zanini a la victoria en el europeo.
Y casi un segundo triunfo en Monte-Carlo
Jean-Luc Thérier estuvo a muy poco de lograr un segundo triunfo mundialista con el Porsche 911, en Monte-Carlo de 1981, prueba en la que esta vez logró imponerse Jean Ragnotti y su Renault 5 Turbo. Aunque no se trate de comentar ningún resultado, es interesante poder leer los comentarios del gran Jean-Luc… “Las condiciones de aquel Monte-Carlo eran completamente invernales. Yo me divertía como un loco apoyándome sin miramientos en los muros de nieve, hasta el punto que creo haber destruido casi media docena de rampas de faros. Al final de la etapa común, ocupaba la primera posición con más de tres minutos sobre Ragnotti. Las especiales de la última noche estaban secas, de modo que si no había problemas podía mantener mi primera posición. Yo era el primero en salir y en la primera pasada al puerto del Turini, en una curva a la derecha, me encontré de golpe el piso completamente cubierto de nieve esparcida por los espectadores. Le di a un lado de la carretera, después a otro, y la rueda trasera derecha impactó contra un hito kilométrico. Llanta y neumático resistieron, pero en el choque se rompió la suspensión”.
Esta inmejorable ocasión fallida no se volvió a repetir jamás, de modo que el triunfo de Córcega fue el último de un Porsche 911 en el mundial de rallies. La revolución que significó la llegada de Audi y de los grupo B de cuatro ruedas motrices dilapidó cualquier posibilidad para este tipo de coches. En 1982, Thérier y Fréquelin lo intentaron de nuevo en Monte-Carlo con sendos 911, pero aunque hicieron un gran papel, tercero y cuarto respectivamente, el triunfo se quedó a doce minutos largos, primer puesto que curiosamente alcanzó un coche de propulsión, el Opel Ascona 400 de Walter Röhrl.