Parte inicial de la crónica de Fórmula firmada por Néstor Alonso Casajuana, junio 1969.
Desde el año 1954 en el que se celebró en Barcelona el último Gran Premio de España disputándose en el circuito de Pedralbes y organizado por la veterana Peña Rhin, quedó en el ambiente automovilístico una cierta “añoranza” por no poder presenciar de nuevo en Barcelona un Gran Premio valedero para el Campeonato del Mundo de Conductores y de Constructores.
Este año, al fin, hemos podido de nuevo presenciar a los mejores volantes mundiales y sus “ingenios”, gracias al tesón de unos entusiastas que bajo la presidencia de D. Salvador Fábregas componen al Real Automóvil Club de Cataluña.
Para el no entendido, le parecerá un tanto fácil la organización de una prueba de tal calibre, pero los que sabemos lo que supone tal organización no podemos menos que exclamar ¡Felicidades!, ya que, para resucitar otra vez este Gran Premio de Barcelona tuvieron que superar muchas dificultades, siendo la primera el llegar a tener un circuito adecuado a las aceleraciones y velocidades que desarrollan los bólidos actuales, mirándose, como es lógico, el factor seguridad con verdadera intransigencia.
Aún así se comentó en diversos sectores relacionados con la vida del motor y las competiciones, que el circuito de Montjuich no reunía tales condiciones, pero se han desbancado totalmente tales suposiciones y gracias a las medidas tomadas para la seguridad de los pilotos y del público asistente, no tuvimos que lamentar consecuencias graves en los accidentes sufridos por los corredores del equipo Lotus, Graham Hill y Jochen Rindt.
En resumen, quedó el circuito listo para la prueba, casi completamente remozado su pavimento, con una nueva torre permanente de cronometraje y protegido todo él, y en diversos puntos doble, por un “guarda-rail” que como hemos apuntado cumplió de una manera eficacísima su misión, levantándose por ello amplios comentarios favorables hasta tal punto de calificarlo como el mejor circuito urbano del mundo.
Mucha expectación había en el primer día de entrenamientos oficiales, respecto a los automóviles que debían tomar parte en la carrera de Fórmula 1, ya que se especulaba con la posibilidad que en Barcelona aparecieran por vez primera los esperados “cuatro ruedas motrices”, no siendo así en efecto, ya que por diversas causas no les fue posible a los constructores tenerlos a punto. Fundamentalmente estriba esta dificultad en la premura de tiempo, dado que los Grandes Premios se suceden muy a menudo e ingenieros, constructores y pilotos están movilizados cada semana por diferentes partes de nuestro planeta. Recordemos que pasan el otoño en los Estados Unidos y en Canadá, el invierno o bien en Australia, Nueva Zelanda o Argentina y, llegando la primavera, se suceden las pruebas de Fórmula 1 o Fórmula 2, de Resistencia, etc.
De esta manera los comentarios de los diferentes jefes del equipos eran bastante parecidos respecto a esta nueva innovación, encontrando a todas luces sus pensamientos pesimistas para debutar en el Gran Premio de Mónaco a celebrar el día 18 de mayo próximo, vislumbrando la posibilidad, en lo que respecta a los equipos Lotus y McLaren, de un debut de este nuevo tipo de monoplaza en el circuito de Zandvoort, el próximo 21 de junio. Con seguridad el tiempo nos dirá si han tenido éxito sus esperanzas.
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