Del libro “Juan Fernández, cuatro décadas de competición de un deportista ejemplar”, de Pablo Gimeno Valledor-Enrique Coma-Cros Pérez, Escudería Montjuich, 2010.
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Acabamos de hablar del Porsche 908/03 y es que para Juan Fernández el año de 1971 estuvo marcado por una visita a Stuttgart en la que su amiga Frau Hagn le dijo que tras los 1.000 kilómetros de Nürburgring Porsche iba a vender alguno de los trece 908/3 producidos. A diferencia de los anteriores 908, del 908/3 no hubo una producción realizada específicamente para ser vendida, por lo que lograr hacerse con una de las unidades existentes era una oportunidad única.
Una vez más la Sra. Hagn le dijo que la oferta era confidencial, le adelantó el precio y le dijo que para su 908 tenían un cliente en Brasil y que se lo valorarían muy bien como parte del pago del 908/3. La verdad es que esa oferta era, por sí misma, toda una deferencia de Piëch y de su secretaria hacia Fernández y demostraba la estima que sentían por él, porque las unidades disponibles de un modelo tan escaso y competitivo tenían compradores en todo el mundo.
El precio del 908/3 “usado” era muy superior al que pagó dos años antes por su 908 nuevo, pero las diferencias eran notabilísimas en lo que al chasis se refiere y también, aunque menos, en el motor. El 908/3 se vendía por 250 mil marcos que al cambio de entonces eran 5 millones de pesetas, y para completar la suma total, otros socios de la entidad (Escudería Montjuich) le prestaron parte del dinero de la compra, lo que unido a su propia aportación y a lo que le pagaban por el 908 le permitió hacer una llamada a la Sra. Hagn para decirle que se quedaba con el 908/3. Si la espera del 908 le hizo difícil conciliar el sueño, la del 908/3 le provocó insomnio durante semanas. La Escudería Montjuich pasaba así a disponer de un Ferrari 512M y de un rarísimo y eficaz Porsche 908/3.
Curiosamente ese era el 908/3 con menos pretendientes porque su número de chasis era el… 13 (908.03.12 para ser exactos, y fue el último de los 908/3 fabricados). Para Fernández el 13 fue el número de la suerte. Juan Fernández define a este coche como “el sueño de mi vida deportiva desde que lo vi correr en la Targa Florio”.
Como Juan ardía en deseos de hacerse con ese coche se fue con Carmina de espectador a los 1.000 kilómetros de Nürburgring a ver rodar a “su” coche, sufriendo lo indecible en cada vuelta por si le ocurría algo. Estaba conducido por Pedro Rodríguez y Leo Kinnunen, si bien este último no tomó el volante al ser Joseph Siffert, que había roto su coche, el que tomó el relevo. Finalmente la carrera acabó con su 908/3 en segundo lugar y, al día siguiente, ya estaba en Stuttgart y, según Juan, “el coche tenía todavía el motor caliente”. Al verlo de cerca le pareció aún más bonito. Su chasis de titanio, además de darle una enorme rigidez, permitía que el peso total estuviera en sólo 545 kilogramos. Piëch les invitó a una breve comida y le dijo que cuidara bien ese coche porque era una joya, cosa de la que Fernández estaba plenamente convencido.
Por aquello de aprovechar bien los viajes, cosa que desde su época de Viajante Textil & Corredor de Coches había practicado siempre, tras haber recogido el 908/3 Fernández se inscribió en la carrera en cuesta de Cesana-Sestrières, en Italia, que le cogía algo de paso y que era puntuable para el Campeonato de Europa de Montaña, pero para su sorpresa los comisarios italianos le dijeron que ese coche no estaba homologado como prototipo por la FIA. ¿Cómo no iba a estar homologado cuando acababa de correr en Nürburgring con Pedro Rodríguez y Joseph Siffert al volante? La explicación es que Abarth apostaba fuerte ese año por el título europeo, dándose por segura su victoria en esa prueba y la presencia del 908/3 podía trastocar esos planes. Fernández reclamó, y cuando los organizadores le dijeron que, efectivamente, podía correr, era ya sábado y los últimos entrenamientos estaban a punto de acabar, así que optó por no participar.
Ya en España inscribió al coche en la subida al Fito Norte, logrando su primera victoria con el 908/3, aunque De Bagratión, viendo los tiempos de Fernández, se retiró y, de esta manera, la prueba no puntuó para el Nacional por un insuficiente número de participantes. Era este un comportamiento que para Fernández, amateur y deportista por encima de todo, le molestaba profundamente pero que desde una óptica puramente profesional podía entenderse aunque fuese muy antideportivo.
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Nota.- Este 908/3 ex-Juan Fernández, después de haber lucido diversos colores en su carrocería, está ubicado desde hace unos años en la Miles Collier Collections, de Naples, Florida, Estados Unidos: https://revsinstitute.org/the-collection/1971-porsche-9083/
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