Por Josep Autet (14 de marzo de 2020). Cuando llegas a cierta edad y llevas vividas algunas experiencias que han marcado tu vida, revivir ni que sea por un rato algunos momentos imprescindibles que te marcaron, es algo que te reconforta y de eso es de lo que va la historia de hoy. Estar tranquilamente confinado en casa mientras se suceden estos increíbles y graves momentos del coronavirus tiene eso, que la inspiración tiene el tiempo adecuado para dar rienda suelta a la creatividad que surge de acuerdo a tu propia manera de ser. Lo que estamos pasando en todo el mundo en la actualidad es algo muy gordo, por eso mejor evadirse ni que sea unos momentos.
Aprovechando el rally que no fue, es decir el 68 Rally Costa Brava, pudimos montar una breve sesión de toma de imágenes y entrevistas para un equipo de TV3. El motivo era elaborar un reportaje sobre Antonio Zanini, su vida y obra pero también un recordatorio sobre aquel año 1980 del europeo de rallyes.
El piloto estaba de acuerdo, la réplica del 911 de Manel Arroyo disponible para las tomas dinámicas y un servidor ¡como no! se apuntó a la propuesta que para mi tenía mucho de revival de aquella alucinante temporada. La idea era hacer media docena de tomas en otras tantas curvas del tramo “Els Àngels” para luego, con las entrevistas y algunas imágenes de carreras reales, montar un reportaje elaborado por los dos directores del programa “Actius”, Lluís Riola y Mireia Vicente, a través del hilo conductor del protagonista, prácticamente narrado exclusivamente con las palabras del entrevistado y destinado a este programa de séniors. El resultado será una pieza de televisión bien distinta (Nota: el programa se emite el 29 de noviembre de 2020, a las 15:30 horas, por Esport3).
Tras concluir la presentación del Rally Costa Brava (jueves 12), junto a AZ y en el interior del 911 nos dirigimos hacia “Els Àngels”. Al llegar a la carretera del tramo paramos frente a una gran y moderna fábrica, completamente desconocida para nosotros: Bicentury; “¿qué deben fabricar aquí?”, me preguntó Antonio. Mientras se preparaban las cosas del rodaje me acerqué a la garita del portero que controlaba la barrera de acceso. “Hola, ¿qué fabrican aquí señor?”, le dije al guarda mientras estaba dando cuenta del contenido de su táper, “pues aquí se fabrica algo muy rico, tenga usted, pruébelo, está muy bueno ya verá”. A través de la ventana, el señor me alargó un envoltorio brillante y redondo, que contenía un par de tortitas achocolatadas, una “sabrosura para picar entre horas”, según la publicidad del producto.
Se lo agradecí y aquel gesto generoso me recordó, de repente, algo realmente muy familiar. Al recibir ese par de galletas, la mente voló rápido a cuatro décadas atrás… Íbamos de Varsovia a Tesalónica, de la capital de Polonia a la península de Halkidikis, Grecia. Estamos a principios de la última semana de agosto de 1980 y nos encontramos cruzando media Europa, de norte a sur y sin posibilidad de alojarnos ni comprar nada, faltados de moneda local, cambiante de un país a otro, sólo con un cargamento de croissants requisados de la sala de desayunos del Novotel de Varsovia. Tras día y medio de kilómetros y cruzar fronteras sin visados, paramos agotados en un área de descanso de alguna carretera de la antigua Yugoslavia. El lugar estaba casi desierto al caer rendidos pero al despertar dentro del Talbot Horizon y asomar la cabeza por las ventanillas, nos vimos rodeados por una gran cantidad de gente de etnia gitana, esparcida por el lugar con coches cargados hasta los topes y muchos niños revoloteando por allí.
Justo al lado de donde amanecimos estaba una de estas familias, que se disponía a desayunar. Una señora estaba preparando, con los suyos a su alrededor, una suerte de manjares sin identificar, con un pan negro de gordas rebanadas. Nosotros nos mirábamos todo aquello con cara de sorpresa que por lo que pasó a continuación debían expresar también algo muy claro, sin necesidad de que nadie mediara palabra alguna: ¡teníamos hambre! La señora, pronunciando unas frases que no entendimos, nos alargó un par de bocadillos que sin dejar de mostrar asombro por nuestra parte empezamos a deglutir con devoción. El futuro Campeón de Europa y su “ayudante para todo” estaban siendo alimentados por unos nómadas zíngaros de gran corazón. El título logrado unos dos meses después también se debe a su ayuda.
Regresamos a 2020 y dentro del 911 réplica aquel par de tortas sabrosas regaladas por el gesto del señor de la factoría de Quart nos recordaban aquellas aventuras. Curiosamente ¡el día de este rodaje que nos ocupa tampoco comimos! A razón de pequeños sprint, fuimos avanzando carretera arriba al ritmo que Lluís Riola nos indicaba, ayudados por Marc Novell y su moto, autor por cierto de las magníficas fotos que ilustran esta vivencia. Las imágenes externas y desde el interior del habitáculo nos van a mostrar el resultado cuando se emitan.
El golpe de volante de Antonio, ni que sea para un montaje expreso y rodando lentamente, es ciertamente perenne. Tiene 72 años pero hasta el último de sus días esgrimirá ese carácter certero y personal. Yo allí, inventándome unas notas para que salieran en el rodaje, estaba en mi salsa, reviviendo momentos que significan mucho.
Al terminar de rodar llegaron las entrevistas. Zanini mostró su peculiar personalidad, su nula necesidad de suavizar las apreciaciones y se mostró tan sinceramente auténtico como políticamente incorrecto, AZ en toda su salsa, vamos, un diamante para un periodista que se precie, que en este caso me consta que el equipo de TV3 aprovechará del modo más ameno, suave e interesante posible, por ser un producto informativo elaborado expresamente para la audiencia sénior a la que va destinado.
Al terminar (por cierto, vi por la zona a Joan Al, autor de una foto preciosa, y a Josep Frigola), satisfechos todos por un rato muy, muy agradable, llamé a Alex Romaní: no contestó. A los pocos segundos quien llama es el propio Alex: “Me acaba de telefonear Gerard Figueras… el rally ha sido cancelado… tenemos que hacer una nota…”. El desánimo cundió y vestido con el mono de carreras me subí a la moto de Marc, que me llevó a mi hotel para cambiarme y luego desplazarme corriendo al Ultonia, base del rally.
El resto ya es otra historia, pero el final de nuestro revival de 1980 coincidió con el final de un rally de 2020 que ni tan siquiera llegó a celebrarse. De Rally Costa Brava a Rally Costa Brava y un período de cuatro décadas justas entre ambos. El punto y final lo puso aquel mismo día Antonio: “no ha podido haber mejor colofón a estos 40 años, de un logro épico a un final apocalíptico, ¡insuperable!”. ¡Que suerte tuvimos de vivir aquel extraordinario 1980.
© Josep Autet
14 de marzo de 2020
(termino este texto y al rato empieza la comparecencia de Pedro Sánchez comunicando qué es lo que significará para todo el país el estado de Alerta, otros tiempos, otras circunstancias)