A la lista de grandes nombres del motorsport que hemos perdido en este infausto 2020 se añade ahora el de Raffaele “Lele” Pinto, uno de los grandes pilotos del automovilismo italiano, posiblemente el primer gran profesional de los rallyes de este país, Campeón de Europa de 1972, el último título europeo antes de la creación del mundial un año más tarde.
Una larga enfermedad, así es como se suele nombrar al maldito cáncer que ha podido con este valeroso representante de un automovilismo trasalpino extraordinariamente importante en la historia de los rallyes, precisamente por tener figuras como la de este genuino representante del grupo Fiat, con coches de cuyas marcas había protagonizado toda su carrera deportiva. Había pilotado Fiat, Lancia, Alfa Romeo y Ferrari. Lele Pinto, nacido en Casnate con Bernate (Lombardia) el 13 de abril de 1945, falleció este martes 8 de diciembre de 2020 a los 75 años de edad.
Si comparamos su palmarés con los que suelen exhibir los pilotos más modernos podría parecer que la importancia de “Lele” en la historia de los rallyes es más bien poca, pero nada sería más inexacto si lo viéramos así. Debutó en los años 60, participando en rallyes y subidas de montaña. Pronto empezó a conducir unidades Lancia Fulvia 1300 HF y posteriormente Fiat 124 Spider y Abarth, coches estos últimos que le permitieron alcanzar el título de Campeón de Europa y de la Mitropa Cup en 1972 tras vencer en 6 rallyes.
En esos años 70 era casi habitual ver cada año a Pinto en algún rallye español, en especial en el Rally Costa Brava, que ganó en 1972 y terminó 2º en 1973, pero también en el Rallye de España (3º en 1969) y en el Rallye Firestone. Si con el Fiat 124 Abarth logró un acoplamiento prácticamente perfecto, ganando el Rallye de Portugal de 1974, lo mismo puede decirse que consiguió con el Lancia Stratos, que pilotó entre 1975 y 1977 con diversos éxitos mundialistas como fueron el 2º puesto en Córcega 1977 o el 3º en Sanremo y Portugal 1976, además de victorias en diversos rallyes europeos.
En todos esos años, sus copilotos fueron principalmente Gino Macaluso y especialmente Arnaldo Bernacchini. Ya al final de su carrera deportiva, Lele Pinto recibió el encargo de poner a punto el Ferrari 308 GTB de rallyes, colaborando inicialmente con Michelotto y posteriormente con Fabio Penariol en la ProMotorSport, estructura con la que estuvo relacionado todos los años de actividad del modelo, incluso con el propio Penariol haciéndole de copiloto. Pinto y Penariol lograron de hecho el primer triunfo en rallyes de un Ferrari 308 GTB de grupo 4, el Rally del Autodromo di Monza de 1979, carrera que habían acabado terceros un año antes. El rally de Monza ha puntuado para el WRC esta temporada 2020.
Este mismo mes de octubre se había presentado un libro sobre su vida: “Lele Pinto… la pista, i rally, i collaudi” (98 Ottani) de Luca Bandini, Alessandro Carrara y Mauro Parra. Descanse en paz Raffaele Pinto, un campeón de los de antes, un auténtico Campeón.
Un apunte personal (por Josep Autet)
En aquel fantástico año 1984 con el Ferrari 308 GTB, entre los ingredientes de la armada que nos traía a cada rallye la ProMotorSport se incluía a menudo la presencia de Raffaele Pinto. Ningún piloto conocía como él el 308, que había colaborado a construir a finales de los años 70. No puede decir que hiciera amistad con “Lele” ya que él simplemente se ceñía a su papel de colaborador de Fabio Penariol. Además de arrancar el motor y dar una pequeña vuelta con el coche para ver que todo estaba bien antes de llevarlo a verificar, su papel se circunscribía a ser la mano derecha de Fabio, pero tener a una figura de este calibre con nosotros era algo que nos enorgullecía y ayudaba a partes iguales.
Lele Pinto era un piloto de prestigio, cuando fuimos a correr la Targa Florio los aficionados le pedían autógrafos y se fotografiaban con el, claro que había ganado en Sicilia con un Stratos HF en 1975 y eso son palabras mayores, pero el fervor que causaba su presencia en nuestro equipo solo delataba una cosa: era alguien muy querido por la afición italiana.
“Lele” cojeaba, una secuela de la poliomielitis que padeció de niño, pero eso no tenía la menor importancia cuando se sentaba tras el volante, simplemente hacía volar al coche que condujera. Serio y con carácter, en los rallyes a los que vino Raffaele aquel año 1984 fue siempre alguien atento y solícito, a punto para ayudar con sus opiniones en cualquier momento pero siempre desde la retaguardia.
Con la euforia que se desató tras conseguir el título en el Rallye Vasco-Navarro, Fabio Penariol me dijo, medio en serio medio en broma, que lo que me faltaba a mi tras lograr el título como copiloto era correr en algún rally internacional y que hacerlo con Pinto en el Rallye de Monza, que la ProMotorSport quería afrontar con un 308 denominado GT/M construido por Michelotto para competir en Norteamérica, podía ser un buen momento. Este rally estaba programado una semana antes que nuestra carrera final del campeonato de tierra.
La cosa no llegó a concretarse, una simple anécdota de un año en el que hubo de todo. “Lele” corrió con Loris Roggia y acabaron terceros. No hubiera estado mal pero en todo caso nuestro objetivo estaba cubierto con el título español con los Ferrari 308 GTB que Pinto había contribuido a desarrollar y aún nos faltaba rematar en la tierra con el Samba.
Gracias “Lele”, fue un placer. Te vi pasar desde la cuneta, adolescente yo, en algún Costa Brava y luego te tuvimos colaborando con nosotros. Pasaron muchos años y han pasado muchos años también desde aquel Rallye Vasco-Navarro que con Fabio y su gente, contigo, con Cunico y Sghedoni y el resto del equipo Ferrari FS festejamos el primer título del Cavallino en rallyes. Tu y Fabio habíais sido los primeros en ganar un rally con un 308, algo nos une a todos para siempre. Descansa en paz.
Josep Autet
9 de diciembre de 2020