Por Vicenç Llenas.
A Agustinet Boix lo conocí personalmente a finales de los años noventa, cuando iba con un compañero que corría slaloms del campeonato de Catalunya y hacíamos equipo una pandilla de Pals, Begur, Palafrugell y Palamós. Lo recuerdo como un tipo inquieto, muy charlatán y del que aprendí muchas cosas. Una vez acabadas las carreras nos reuníamos para comer y con él las sobremesas no tenían nunca final, relatándonos batallitas de su época de piloto.
En una de las últimas carreras en que participé compartimos vehículo con mi mecánico, que también corría slaloms. Era un Seat 124 que había sido de Joan Tarrés y más tarde de Jaume Parals. Aquel día, y como era ya final de temporada, recuerdo que Met (Jaume Parals) me dijo: “¿Qué te parece si corremos con este Seat 124 1.200?”, “¡Pero esto corre muy poco!”, le respondí, comentario al que replicó: “¡Ya verás como nos reiremos, que es de lo que se trata!”. Justo es decir que el coche estaba impoluto, había sido de un hombre que dejó de conducir y se lo regaló por si le servía para obtener recambios.
El sábado antes instalamos un baquet dentro de aquel coche y montamos cuatro ruedas de tierra; lo dejamos muy limpio y cargado al remolque, a punto para irnos. El domingo fuimos muy contentos hacia Sant Martí Sescorts, en Osona, con el “vinilo”, nombre con el que bautizamos aquel 124, puesto que el volante era de vinilo de la época. Al llegar al circuito Agustí ya estaba y al vernos nos dijo: “¿Donde vais con este auto?” Le explicamos que como era la última carrera del año queríamos hacer una cosa diferente... Se le transformó la cara: “¡Pero si este auto está nuevo!”. Y es que por dentro estaba en muy buen estado. A continuación empezó a explicarnos sus aventuras de cuando corrían con Salvador Servià y en concreto de cuando les dejaron un Seat 1430 para ir al primer Monte-Carlo que corrieron.
Una vez ya preparados y a punto para la vuelta de reconocimiento lo vemos venir corriendo: “¿Puedo subir detrás?”, nos preguntó. “¡Y tanto!”, le respondimos. Met puso la primera y aceleró; íbamos recorriendo el circuito haciendo contravolantes por todas partes con aquel “vinilo” cuando Agustinet afirmó: “¡Por un momento he retrocedido treinta años!''. Y su cara de felicidad lo decía todo. ¡Ya podéis imaginar como nos amenizó después la comida explicándonos batallitas de los 124!
Al cabo de unos años lo invité a la fiesta del motor de Pals, habían pasado catorce desde aquella carrera. Vino acompañado de su amigo Àlex Tur. Y en 2015, con motivo de la feria del vehículo de ocasión que organizamos en Calonge, le hicimos un homenaje en reconocimiento a su trayectoria deportiva. Todos queremos mucho a Agustí Boix.
©Vicenç Llenas
Enero de 2021