Por Josep Casanovas.
Conozco a Agustí Boix desde hace muchos años, con toda seguridad más de 50. Pero desde hará cosa de cinco o seis nuestra relación se ha ido estrechando hasta el punto de considerarle un amigo entrañable. Quizá por ello, no dudé en proponerle que fuera mi copiloto en el Rally Costa Brava Histórico de 2018. Esta prueba había estrenado base en Palamós el año anterior y pensé que Agustí se lo pasaría en grande viviendo “desde dentro” el ambiente de tal acontecimiento en su localidad natal. Desafortunadamente, su estado de salud no se lo permitió y para mi –y supongo que también para él– el tema quedó como algo pendiente para más adelante.
La deuda quedó saldada en septiembre de 2020. En un año marcado por la maldita Covid-19, no desperdicié la oportunidad de estar de nuevo en el Rally Costa Brava Histórico, aunque fuera de forma breve, casi testimonial, debido a mis problemas de visión durante la noche. Previo consentimiento de la dirección de carrera, le propuse de nuevo a Agustinet que me acompañara en la segunda etapa desde el baquet de la derecha de mi Autobianchi A112-Abarth. Esta vez respondió afirmativamente y sin la menor dilación, con su única condición de no ir “más allá de lo que me vea capaz de aguantar”.
Nos lo pasamos en grande ya desde el mediodía al participar en la rúa previa a la salida por las calles del casco antiguo de Palamós, escenario donde en su juventud había competido en las multitudinarias carreras de karts que en ese enclave se disputaban. En el podio de salida, las sensaciones dentro de mi coche eran tan especiales... Y en los tres tramos que cubrimos nos lo pasamos tan bien... En la subida de Cladells, el sol del atardecer incidiendo directamente en mis ojos me hizo desistir de seguir hacia Collsaplana, que para mi hubiera sido un suplicio. Así que en Sant Hilari Sacalm le propuse regresar a Palamós y dar por finalizado el rally. Y aunque él asintió a la primera, tengo la certeza de que hubiera seguido quién sabe hasta cuando. Así que “volveremos”, le prometí. “Pero en carretera cerrada”, replicó inmediatamente. ¡¡Gran Agustinet!!
