Por Josep Autet.
Fue así, tal cual. Jordi Ventura se auto regaló en el Empordà un rally con un coche de última generación y ahí nos tienen ahora a los dos festejando una victoria que sabe a gloria. Han sido tantos los mensajes, públicos o privados, en redes, whatsapp, llamadas y correos que huelgan comentarios sobre cómo nos sentimos de agradecidos. Y contentos por el logro, por supuesto, inesperado y fuera del objetivo inicial, pero consolidado al ir comprobando durante el rally los tiempos que marcábamos respecto a nuestros rivales. Eso hizo que nuestro enfoque inicial cambiara, acrecentando ese instinto entre ilusión y ganas de lucha que te hace desear algo importante que ves al alcance de la mano.
Preparamos bien el rally, como las circunstancias laborales de ambos lo permitían hicimos los primeros repasos al itinerario casi un mes antes, le dedicamos unas tres jornadas enteras de trabajo a razón de una por semana. Utilizamos notas que teníamos bien repasadas del Rally Lloret de Mar para “Els Àngels” y “Santa Pellaia” y otras del año 2000 (tomadas en su día por Oriol Julià) para “Sant Grau” y “La Ganga”, que fueron con lógica las que más modificaciones necesitaron. Todo este trabajo previo hizo que llegáramos al rally bien preparados, cierto que le dedicamos bastantes horas pero ante una “auto oportunidad” como la que sacó de la nada Jordi había que afrontar el asunto con todo muy claro. El test que hicimos en La Trona fue también un gran acierto, esos 30 km de velocidad en el habitáculo del Skoda Fabia fueron una parte esencial en la preparación del rally.
La noche anterior a la salida, cenando relajadamente en casa de los Ventura-Zaragoza, se respiraba en la estancia una atmósfera serena y tranquila, la mejor para salir en condiciones al rally. Ya en carrera, el enlace hacia el primer tramo, sobrado de tiempo, fue algo así como de mentalización personal para ambos de que lo que habíamos dicho a unos y a otros durante los días previos era real: nos daba igual la clasificación, salvo que teníamos que aparecer en ella después de dar lo mejor de nosotros mismos: ese era el reto y el motivo esencial al afrontar este desafío tan particular.
“Els Àngels” nos salió muy bien. Tras lo experimentado en “La Trona” y lo que habíamos hablado con Josep Calm, el proverbial estilo de conducción de Jordi Ventura, siempre muy rápido y seguro y pocas veces arriesgando hasta el límite, varió desde el primer metro: “Izquierda 6” + “derecha 9”, “10 metros”, “izquierda 6 menos corta” + “derecha 7·5 saliendo”, “izquierda 6 menos corta”, “20 metros”…. Era fascinante vivir aquel evidente ajuste en el estilo de pilotaje de Jordi, sin experimentar más riesgos de los habituales pero aceptando el reto que exigía el Fabia para poder exprimir lo mejor de su mecánica. Se trataba de acelerar a fondo para frenar lo más tarde posible, a menudo arrastrando rueda, para cambiar de velocidad en el último instante y efectuar un certero golpe de volante que permitiera acelerar lo más rápido posible y afrontar de ese modo el siguiente viraje.
Puede parecer que el pilotaje de carreras siempre deba ser así, pero habría que vivirlo desde dentro para ser consciente de los matices que conlleva esa “rutina” para ir rápido en un Rally 2 de última generación, con una estabilidad y una potencia de frenada descomunales. Había que ser agresivo y suave al mismo tiempo sin dejar de trazar bien para no forzar las trayectorias y dejar que el coche fluyera hacia la siguiente curva… y concentrarse a tope. Jordi Ventura, amigos, lo consiguió desde el primer momento y al final de ese primer tramo fuimos premiados con un scratch, 9” largos por delante de nuestro primer rival.
Eso nos hizo ver que íbamos por el camino correcto, la preparación y el análisis estaban funcionando. Otros 2,7” en “Santa Pellaia”; 3,1” en Sant Grau y 1,1” en La Ganga, total que llegados a medio rally contábamos ya con 23” sobre nuestro más inmediato perseguidor. A nosotros nos daba igual quien viniera detrás, el asunto era hacerlo lo mejor posible, aplicar este estilo “nueva generación” que antes intentaba explicar ¡y a correr!
Y llegó la segunda pasada por “Els Àngels”. En el parque de asistencia todos los equipos estábamos expectantes por si finalmente llovería en la zona, tal como los meteorólogos habían vaticinado. Poco a poco las nubes se fueron definiendo amenazantes y el agua empezó a caer en el enlace al primer tramo de la tarde. Este Empordà tenía la particularidad de sus cuatro tramos de un tirón, sin asistencia intermedia, pero con dos áreas de acción muy distintas: una zona interior ligeramente montañosa en la que se ubicaban los dos primeros tramos y otra más cercana al mar, donde no se preveía lluvia, con los otros dos tramos. Y eso fue exactamente lo que ocurrió. ¿Qué cubiertas llevábamos nosotros? Pues exactamente las mismas (nuevas, claro está) que en el primer giro, es decir neumáticos de seco… Para nada nos metimos en los nervios y cambios de cubiertas en el último instante a los que se abocaron nuestros rivales.
Salimos a “Els Àngels” y ya no llovía, en la subida hasta el santuario el suelo estaba mojado pero sin excesiva agua que el neumático tuviera que desalojar. En esa situación, Jordi pudo aplicar una buena parte de lo aprendido y antes relatado, hasta que tras 10 km coronamos la montaña en la derecha-izquierda de lo alto, con el mismo ritmo que habíamos aplicado durante casi toda la cuesta. Pero nada más enfocar la bajada los regueros hicieron acto de presencia, el suelo brillaba de agua a medida que íbamos avanzando cuesta abajo y, por lo general, la adherencia se volvió precaria. Quien conozca esta bajada, de algo más de 5 km, sabrá a qué me refiero: rápida por lo general, curvas veloces con apoyos largos y frenadas fuertes complican la suavidad que requiere la conducción en mojado equipando ruedas de seco.
En esa situación pude admirar el Jordi Ventura de los mejores momentos, el que era famoso en su día por despuntar especialmente en mojado. Pero ¡amigas y amigos! había que cambiar por completo el estilo utilizado hasta ese momento para no sucumbir en el intento, algo que mi piloto hizo a la perfección ofreciéndome uno de los espectáculos de pilotaje más perfectos que se puedan admirar. Sin duda la tranquilidad mental le ayudó sobremanera. Yo intenté adelantarme un poquitín más de lo habitual en cada curva para que Ventura recordara unas décimas antes lo que le venía a continuación, pero el volantista sabía muy bien lo que hacía: trazadas por el interior en los virajes más cerrados, aprovechar toda la anchura de la carretera al enfocar las rápidas, frenar un poco antes de lo habitual potenciando el trabajo del cambio, no apurar la trazada a la salida de las curvas largas por si el coche realizaba algún extraño… pero todo esto rápido, muy rápido, sin dudar, eso nos permitía derivas en cuatro ruedas muy controladas, pasar los zig-zag del final como posesos y todo ello sin vivir emociones excesivas.
Saber lo que uno lleva entre manos es básico, pero la concentración y la sangre fría son primordiales. Pasamos la meta y al llegar al control stop la cara y las palabras de Josep Calm lo resumían todo: “¡Otro scratch! ¡más de 10” esta vez!”. Fueron 12,9” para ser exactos y ese fue el tramo al que le dimos el curso victorioso a nuestra actuación, nos colocábamos a más de 35” y en los siguientes tres tramos, si actuábamos con cabeza, aspirábamos seriamente a la victoria. Empapado en sudor, a Jordi le brillaban los ojos. En “Santa Pellaia”, también en mojado, tuvimos un pequeño contratiempo en una derecha lenta que no presentaba problemas pero el coche se fue de lado y le dimos ligeramente por la parte trasera izquierda al raíl, seguimos un par de curvas con tiento y al comprobar que todo iba como siempre, le fuimos dando fuerte hasta la meta y, aunque perdimos algo más de 2”, eso no hacía peligrar para nada nuestra situación.
Terminamos el tramo y comprobamos que una llanta estaba dañada, la sustituimos y en esas condiciones afrontamos las dos últimas especiales con la clara intención de ganar el rally. Nuestro objetivo de desafío personal estaba más que cubierto y ahora había la posibilidad de ganar, con todo lo que eso significa. Y a eso íbamos a partir de aquel momento.
En La Bisbal todo fue alegría, familia, amigos y un montón de aficionados saludaron nuestra actuación con gozo. Hacía 20 años que Jordi Ventura no descorchaba el cava de la victoria y yo… ¡28 años! En mis épocas no me gustaba que me ducharan con cava porque es un líquido pegajoso que lo pringa todo, pero esta vez enfoqué con malicia el caño de la botella a Jordi: Quedó empapado, ¡menudo momento de júbilo vivimos! Jordi, su mujer y la mía, sus hijos y todos, vaya, estábamos felices y yo también mucho, para que negarlo. Aquello que había sido mi vida durante años había vuelto décadas después para recordarme que todo lo vivido en los rallyes ha valido la pena. Aunque mucho más cansado que décadas atrás, las sensaciones de hacer un buen tramo de rally a los 60 y pico tiene una magia prácticamente igual a la de la juventud de los mejores años.
© JAS Info Service
31 de mayo de 2021
Notas del autor:
• El Škoda Fabia R5 Evo es una auténtica y sólida máquina de carreras con un límite muy alto. Josep Calm es un preparador de primera que además aporta al piloto la serenidad y el consejo necesarios cuando se le requiere. Las Michelin Súper Pilot que utilizamos son cubiertas de altas prestaciones de una calidad estructural y una adherencia descomunales.
• La estructura del 34è Rally Empordà era perfecta para un rally de campeonato catalán. Más de 90 km cronometrados son excesivos hoy en día en un rally regional, por costes y capacidades personales: el Empordà tenía 87,4 km. La organización de Escuderia Baix Empordà y todos los clubs y personas que ayudaron, perfecta, una carrera modélica que para mi es una muestra de lo que debe ser un rally de Campeonato de Catalunya. Gracias amigos.
• Todos recordamos con una pegatina a Salvador Madrid “Braulito”, fallecido en agosto de 2020, un colaborador histórico de la EBE y habitual en todas las carreras.
• Mi felicitación a todos los participantes, en especial a los que nos acompañaron en el podio: Albert Orriols-Lluís Pujolar y Eduard Pons-Alberto Chamorro.
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