Por Antonio Arderiu.
De mi experiencia personal en la organización del Rallye Internacional 2000 Virajes guardo muchos y muy buenos recuerdos, de los que os voy a relatar algunos. En primer lugar de personas que, sin ser del Biela, ni siquiera aficionados a los rallyes, colaboraron en el mayor éxito del mismo. Y aquí es justo recordar al Jefe de Tráfico de Barcelona, D. Miguel Linares, que siempre prestó su colaboración y dialogo para el mejor funcionamiento de la prueba tomando, en ocasiones, parte activa en la confección del recorrido. Su sucesor, D. José Luis Pedragosa, no fue menos y, en una ocasión, nos sorprendió cuando, al pedirle permiso para cerrar un tramo, nos dijo que volviéramos el lunes siguiente a por la respuesta, utilizando el lapso de tiempo para ir a hacer él personalmente el tramo aludido y poder ser justo y equitativo en su decisión. Nos dio el permiso pero acortó, con toda la razón, algunos kilómetros. Nunca he encontrado tal nivel de colaboración administrativa en mi vida profesional.
También guardo anécdotas y recuerdos que demuestran que un rallye no es solo la lucha contra el crono. Os relataré algunas. El primero me lleva allá por el año 1970 cuando, en pleno estado de excepción –o lo que fuese, por el llamado Juicio de Burgos–, los bieleros (alguno ya desgraciadamente fallecido), volvíamos de preparar el tramo “Montmajor – Cardona” en el Land Rover que le había cogido “prestado” a mi familia y, tras cenar opíparamente en el Molí del Pont, fuimos detenidos en uno de los numerosos controles por una patrulla de la Guardia Civil que, subfusil en mano y con toda la parafernalia habitual en estos casos, nos hizo descender del coche y ponernos a un lado con los brazos apoyados sobre el coche (teníamos un aspecto que ayudaba a ello).
El que iba a mi lado, que había bebido un poco más de la cuenta y estaba un poco achispado, en lugar de ir hacia donde nos indicaban se fue a la parte delantera del vehículo con la sana intención de hacer pipí. Un guardia muy joven –y nervioso– lo vio y le dio el alto: “¡Eh, usted! ¡Levante las palmas!”, a lo que el aludido, sin girarse ni inmutarse, respondió: “Equis” Con lo que entró risa al personal. El Guardia Civil se lo tomó mal y no acabamos en el cuartel porque, afortunadamente, todavía no éramos gente de mal vivir.
Otra anécdota. Creo recordar que en el año 1974 para hacer el tramo de “Montserrat” tuvimos que ir a solicitar permiso, como siempre, al Abad de la Basílica y hasta allí nos desplazamos una representación del Biela. El Abad, que creo era Cassià Maria Just, además de darnos el permiso, en un gesto que agradecimos, nos invitó a comer en el Hotel Abat Cisneros. Al llegar a los postres, el camarero nos preguntó si queríamos algún licor y todos los bieleros (que éramos unos “pelotas” redomados) pedimos una copa de “Aromas de Montserrat“. El Abad zanjó la cuestión diciendo: “Y para mi, un Carlos III”.
La tercera anécdota cuenta que una pareja de aficionados locales quiso probar suerte un año en el “2000 Virajes” y tomó la salida en una edición alrededor de 1970. En “Pont de Vilomara” tuvieron un pequeño susto que repitieron en “Les Vilaredes”. En “Estenalles”, malas lenguas dicen que, al acabar el tramo, fallaron al coger el desvío que les debía llevar al siguiente tramo, “Rellinars”, por lo que, haciendo verdad aquello de “a las penas, puñaladas“ siguieron hasta Barcelona. Como no era asunto de andar apabullados y cabizbajos, pensaron que una buena cena y el caritativo acto de consolar a jóvenes descarriadas les ayudaría a superar el mal trago. Total, la salida de ruta se prolongó hasta el alba, cuando decidieron volver a Manresa.
Al pasar por Monistrol fueron adelantados por un participante que se dirigía a hacer el último tramo, otra vez “Pont de Vilomara”, y pensaron: “¿Por qué no?”. Así que, sacrificando un merecido descanso, decidieron cumplir con sus compromisos y se presentaron en la salida de tramo, que completaron en medio de los vítores de la afición local. Lo que no habían calculado es que, en la media parte, todos los participantes habían recibido un nuevo carné de ruta, con lo cual en el control de llegada tuvieron que dar las explicaciones pertinentes. El presidente del Biela tuvo que ser asistido de un conato de infarto.
1974: El rally del “minuto Pradera”
Y también debo mencionar algún recuerdo malo, como el famoso “minuto Pradera“. En el año 1974, Antonio Zanini y Juan Carlos Pradera, ambos pilotos oficiales de SEAT, andaban a la greña por el Campeonato de España. Al llegar al Rallye 2000 Virajes dominaba Pradera por escaso margen, con Marc Etchebers, que también acudió a Manresa, en tercer lugar del campeonato. Etchebers, que corría con su esposa Marie-Christine, estuvo entrenando mucho y conocía muy bien el rally de anteriores ocasiones (posteriormente lo ganaría 4 veces) y, además, conducía un rapidísimo Porsche 911 RS de grupo 4.
La noche era fría y húmeda, con dos grados negativos y tramos con un poco de “verglass”. En la segunda pasada por “Estenalles” el piloto del Porsche marcó un tiempo de 18 minutos pero, por un error involuntario de quien hacía las clasificaciones (no voy a decir quien era porque ya falleció), la primera anotación que se publicó fue 17’ y así se dio a conocer sin repasarse los papeles originales de los controles que nos llegarían más tarde (debe tenerse en cuenta que las clasificaciones siempre se hacían a mano, con lápiz y libreta de cuadros).
El equipo SEAT reclamó y entonces, como el reclamante era nada menos que SEAT Competición, repasamos concienzudamente todos los tiempos y papeles de los controles para evitar errores y advertimos que, efectivamente, no eran 17’ sino 18’, como también reconoció quien lo había escrito originariamente tras repasar sus notas. Se corrigió el error pero eso no gustó a los de SEAT y menos a Pradera, que acusó a Biela Club Manresa de haberle robado el Campeonato de España ya que, según el, 18’ era un tiempo imposible. Bien, eso no es cierto. El mismo Pradera había hecho 18’ largos en una pasada a “Estenalles” y en la primera de todas los SEAT andaban sobre los 18’17” y Ricardo Muñoz, con un Simca 1000 teóricamente inferior, hizo en ese tramo, completamente de noche, 18’50”.
Los datos que sirvieron para confirmar el tiempo de 18 minutos de los Etchebers fueron los de los cronometradores de principio y final de tramo y del control stop, aparte del reconocimiento explicito del asunto por parte del anotador. También debo decir que los siguientes tramos de la tercera etapa fueron testigos de un Etchebers desbocado que, a excepción de “La Mina”, los ganó todos, sacándole a Pradera más de 1 minuto en Rellinars, por lo que tampoco era surrealista el tiempo de 18’ en “Estenalles”, como los de SEAT acabaron publicando. Otro indicativo fue que, mostradas las pruebas al jefe de equipo, este no formuló reclamación alguna.
Se comprende el enfado de Pradera por el error inicial luego subsanado, pero no se puede esconder la gran actuación de Etchebers al arrebatar el segundo puesto a Pradera, lo que redujo mucho las opciones de este último en un campeonato que acabaría ganando Zanini, gran triunfador de esa edición 1974 del “2000 Virajes”.
Con mi agradecimiento a los pioneros
Hoy, los rallyes se han vuelto más competitivos y profesionales. Son más técnicos y disputados pero, a mi juicio, carecen del aspecto humano y de aventura que tenían los de antes de 1980. Además, el hecho de que se celebren de día, si bien contribuye a la comodidad y seguridad, quita, aunque parezca mentira, el espectáculo de los faros encendidos, las hogueras, los flashes de los fotógrafos y anula aquellas costilladas improvisadas que se hacían a la luz de la luna.
También el marketing ha hecho disminuir algo el espectáculo y me explicaré. En la época que os he relatado, los coches punteros eran un sueño para los espectadores y su solo paso era parte del espectáculo. Actualmente, todos son casi iguales y parecidos (físicamente, se entiende) a los que normalmente se ven por la calle, con lo cual se ha perdido parte de aquel exotismo de ver a Porsches en tierra de Seats. Es por ello por lo que el “2000 Virajes” en sus épocas más ancianas tiene, para mí, algo de especial, una aventura única que no se repetirá.
Valgan estas breves líneas como sincero homenaje a las personas del Biela Club Manresa que hacían realidad esta aventura y que, finalizada la misma, con ojeras todavía, volvían a sus tiendas, trabajos y empleos para reunirse por la noche y empezar a organizar la próxima edición. Y también como acicate para este magnifico equipo que hoy tiene el Biela, de hacer que el Rallye 2000 Virajes “racing“ continúe siendo el mejor de su campeonato. Seguro que lo logran.
El año pasado, por nostalgia, me apunté al actual “2000 Virajes”, consciente de que únicamente así se pueden recordar viejos tiempos. Mientras estuve en carrera me lo pasé bomba en “Vilaredas”, “Estenalles”, “Artés – Calders”, “Rocafort”, sin preocuparme de las medias ni de no cortar las curvas, para desesperación de Luis, pero, lamentablemente, la salud me jugó una mala pasada (es que soy viejo) y tuve que retirarme.
Antonio Arderiu Freixa
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