Por Josep Autet.
Domingo, 19 de marzo, 8:45 am, sentado en una mesa individual en el hotel que nos ha servido de cobijo, como a muchos equipos, durante el Rally Costa Brava, llega a mis oídos, sin realmente quererlo, la conversación de la mesa que tengo justo delante de mí. El idioma italiano es como una música que te entra aunque no quieras. La pareja que desayuna en amigable conversación son Antonio Parisi y Giuseppe D'Angelo, multicampeones de Europa de Históricos y habituales a la carrera catalana. Ningún secreto voy a contar porque ninguna indiscreción oí. Parisi tiene 76 años y D’Angelo 73. Como muchos de su edad aficionados a los rallyes apuestan desde hace años por correr el europeo de históricos, eso cuando muchas personas de su edad hace tiempo que han cesado toda actividad.
Los dos italianos comentan las vicisitudes vividas durante la carrera: que si se encontraron con tal persona después de años sin verle; que aquel padre que iba con su hijo les pidió hacerse una foto y sabía quiénes eran; aquella zona llena de público donde regalaron alguna culeada no prevista… Eso no tiene ningún interés si no es entre colegas, pero a mi me devolvió el recuerdo de parte de lo que había vivido en ese fin de semana inolvidable.
Por las circunstancias de la carrera que luego contaré, Jordi Ventura y un servidor estuvimos “viviendo” a mitad de la tabla europea, estábamos rodeados de equipos de todas las nacionalidades con los que era lógico, mientras esperábamos en los controles, mantener cierto contacto. Máquinas importantes y gente aficionada a los coches como pocos, la gran mayoría sin ambiciones deportivas pero con ganas de hacer tramos y divertirse, esta vez en Girona, en un mes en la República Checa y así todo el año. Unos franceses nos contaron que les encanta el Costa Brava aunque para ellos el no va más es el Tour de Corse; otros, que su coche ahora iba mejor que el año pasado; que Osor para los “más mayores” era un suplicio pero que en cambio a todos les encantaba Collsaplana…
Yendo como íbamos de penalizados y por lo tanto circulando en una posición en la que superábamos en los cronos a la mayoría de los que nos acompañaban en la caravana, me encantaron las ganas de ayudar de los que nos precedían al asegurarnos que tendrían un ojo puesto en el retrovisor. Tras pedirlo nos dieron 2’ de margen en los tramos pero aún así alcanzábamos al de delante y, cuando eso ocurría, el coche se apartaba de un modo hasta exagerado, que deportividad señores…
En la segunda pasada a los Àngels (largo), recién penalizados con 10’ en el control de salida de la asistencia, entramos en el CH previo al tramo lógicamente en el mismo minuto que otro coche, que resultó ser el precioso Escort RS 1600 de Silvio Perlino y Serena Giuliano. Al dirigirme a Serena no sólo comprendió la situación sino que nos brindó que ficháramos justo por delante de ellos porque así tendríamos ¡un obstáculo menos que superar! Auténticos deportistas, gente encantadora, tal cual.
Entrando en materia, intentaré ser breve porque en caso contrario el texto podría llenar varias páginas y tampoco es eso. Aún así el texto promete longitud. El resumen de la carrera del nº 42 es que empezó de un modo difícil (que no es lo mismo que mal), tuvo altos y bajos durante el rally a tenor de los problemas que se iban presentando y acabó en el segundo giro del último día a lo grande, logrando un resultado que nunca pensamos poder obtener tal como inicialmente iban las cosas. Veamos. A poco de la salida del jueves, ya en el parque, no aparecieron los guantes de Jordi, que tuvo que orquestar un rescate de un nuevo juego en el hotel para solucionar el asunto. En pleno podio de salida, el oficial al mando del cronometraje se empeñó en escribirme en el carnet de ruta el minuto de salida anterior al que nos tocaba, lo que me provocó un estado de nervios del que me costó recuperarme ¿cómo iba yo a penalizar por adelanto antes de que el rally comenzara? Al final, mucha energía consumida para que todo quedara en nada.
Afrontamos Àngels de noche a toda leche, sobre todo a partir de los 2/3 km. del inicio del tramo, recién asfaltado. El resultado fue un maravilloso scratch europeo que nos supo a gloria, pero ahí estaba la FIA para aguarnos la fiesta. Dos comisarios inspeccionaron los faros (xenón en carcasa original) en pleno control stop y lo único que se les ocurrió decir fue “ya os avisaremos de qué pasará…” ¿Cómo creéis que se queda el cuerpo? Más energía consumida y una incertidumbre notable… Ese tipo de bombilla está autorizada en el Campeonato de España y una consulta al respecto días antes a la FIA también confirmó que estaba autorizada en el europeo… pero la respuesta no se dio por escrito.
Nos acostamos líderes del rally y con dos días por delante en los que no queríamos levantar el pie. Salimos al tramo del santuario de los Àngels, esta vez con la bajada incluida, en tromba. Lo poco que la noche anterior guardamos al inicio esta vez no fue así y se entregó todo desde la primera curva, pero a los pocos km. el rendimiento del Sierra bajó considerablemente y de modo casi repentino. ¿Resultado? Más de un minuto y medio largo perdido en los tres tramos de que constaba el bucle. Los hombres de Baporo detectaron que se había roto una de las piezas externas al turbo y eso requería una reparación concienzuda, imposible de hacer en pocos minutos. En los 30’ de asistencia de Fornells, a media etapa, se atacó el tema.
Fue allí donde nuestro equipo técnico demostró su buen hacer. Todos, cada cual a lo suyo, se lanzaron valientemente a desmontar el turbo y sustituir esta válvula de mariposa de los gases de escape, lo que casi lograron a tiempo, pero la hazaña no era fácil y salimos del control con 10’ de penalización, 1’40” reales. A partir de ese momento fue donde iniciamos las aventuras anteriormente comentadas con las gentes que siguen el europeo.
El coche funcionó magníficamente y marcamos el 2º tiempo en Àngels, 4º en Santa Pellaia y 5º en Salions-Sant Grau, ya de noche y con las bombillas correctas para poder “correr en Europa”. Pero ahí no iban a terminar los sobresaltos del día. En los 45’ de asistencia de final de etapa se hicieron muchas cosas, los Baporo boys trabajaron el coche a pulso, pero lo que no estaba previsto es que un vistazo rutinario en las interioridades del vano motor permitiera detectar una seria fisura en el soporte del alternador que amenazaba rotura: ¡Alarma!
No había esta pieza en el recambio y de haberla hubiera sido preciso desmontar medio motor. ¿Qué se le ocurrió a lo que debe llamársele un auténtico equipo de carreras? Pues fabricar con un pedazo de pasamanos una especie de soporte que convenientemente forjado a medida y atornillado al motor, sujetando así al soporte virtualmente roto, ayudara a que éste no se rompiera del todo, que de ocurrir hubiera sido fatal. El trabajo no pudo ser completado, se trabajó hasta el último minuto disponible pero sin el arreglo culminado nos largamos al parque cerrado de Girona.
Pero los sobresaltos no acabaron ahí… Mientras aparcábamos el Sierra en el parque de final de jornada, en plena noche, nos abordaron cuatro comisarios FIA: “Abran el capó, por favor”. En estos momentos llegó el escalofrío… “¿Y eso? ¿Han cambiado el turbo?”, dijo el personaje en cuestión, a lo que sólo acertamos a decir “No, oiga… no se ha cambiado, pero mejor que hable con nuestro preparador…”.
Con Abel Algué al aparato la charla se tensó y destensó al ritmo que el hábil de Abel argumentaba qué es lo que había tenido que hacer: El turbo no se cambió, era el mismo con el que salimos y los precintos estaban adheridos al mismo, pero para sustituir la pieza de la canalización del escape de gases tuvo que desmontarse el turbocompresor de su alojamiento y eso obligó a cortar el precinto, operación imprescindible para poder trabajar. El turbo, además, tenía el alambre adherido por lo que parece en una posición incorrectamente situada de inicio. Abel había solicitado permiso en su momento al técnico responsable de la RFEdA y en la conversación con el hombre de la FIA que llevaba la voz cantante del grupo pareció que entendía las explicaciones, sus “okey” al teléfono tranquilizaban, pero su cara, sus ademanes y sus frases posteriores a colgar no presagiaban nada bueno.
Con este ambiente arrancamos el sábado, previo paso por la asistencia para terminar de atornillar y fijar el “nuevo” soporte del alternador. No pudo acabarse del todo su fijación y salimos espiritados hacia Osor, mientras Abel se personaba en la base de carrera para argumentar todo lo que teníamos pendiente por explicar, luces (3’ de penalización) y turbo (al final, sin problemas), casi nada, mientras nosotros y los mecánicos danzábamos en la zona de las Guilleries. Esta vez tocaban dos pasadas a Osor, Collsaplana y Cladells. Por un momento creí haber perdido el móvil, pero no, se había caído entre el extintor y el asiento, ¡bufff!
Arrancamos en el primero de esos tramos, con la duda de si aguantaría el apaño aún no concluido del soporte. Salimos bien pero hacia mitad de tramo escuché lo que no te agrada oír: “¡No te entiendo bien!”. Cuando el piloto te dice eso lo único que puedes hacer es literalmente gritar, lo que además de cascar la voz no te permite la exactitud deseable. Pero cada 5 o 6 curvas oía en mis auriculares un “¿¿qué??” y venga repetir e indicar los números con los dedos de la mano. Terminamos el tramo sextos pero mosqueados por el tema, que nunca había sucedido anteriormente. El coche, bien.
En la asistencia de Sant Hilari cambiamos de posición el interruptor que amortigua ruidos ambientales y al probarlo con el motor encendido comprobamos con alivio que nos oíamos perfectamente, dábamos el asunto por solucionado, por lo que al terminar las labores de los mecánicos proseguimos hacía Sant Sadurní d’Osormort para afrontar Collsaplana. En esa parada los mecánicos pudieron atornillar definitivamente el soporte fabricado la noche anterior, asegurándolo además con bridas, esperando todos que el invento funcionara. Los auriculares que utilizamos en los enlaces para poder hablar empezaron con buena audición pero paulatinamente fueron apagándose y empezaron a fallar también, hasta el punto que al final las interferencias no permitían una audición correcta.
Nos intercambiamos los cascos para hacer el tramo pero en la tercera o cuarta curva el sistema enmudeció por completo, me dediqué a partir de aquel momento a gritar como un auténtico loco además de marcarle a Jordi, con los dedos y la libreta a modo de batuta, el número que le correspondía a la curva que se nos venía encima. Con todo, poquísima información. Jordi condujo con serenidad, no falló en ningún momento, escasamente ayudado por mis indicaciones. El mejor tiempo del tramo (el Audi ganador) nos sacó 27” y Sainz-De la Puente, con quienes batallábamos por el nacional, 10”. No se perdió tanto ¡que bien pilotó casi a vista Jordi!
Que de ser ininteligible el sistema acabara por dejar de funcionar nos hizo caer en que era un asunto de batería. Paramos en la gasolinera de Sant Hilari y compramos una pila nueva, que yo mismo sustituí en la asistencia. La voz de ambos se entendía perfectamente bien, pero antes también era así a coche parado o a muy baja velocidad, por lo que en el enlace hacia Cladells, ya con los cascos puestos y calentando ruedas, nos invadió una enorme satisfacción al volver a disfrutar de nuestra habitual audición “hi-fi”. Tema solucionado.
Bajamos Cladells a saco y marcamos el 2º scratch, la cosa marchaba. En Fornells, asistencia de mitad de etapa, revisión concienzuda en los 30’ disponibles, con las ganas de afrontar el último giro de la mejor de las maneras. En Osor fuimos bien, sin problemas, sextos, pero parecía que la potencia no era la misma. La sensación se confirmó ya que a pesar de ir regularmente más veloces y sin problemas de intercomunicadores marcamos el mismo tiempo que la pasada anterior, el Subaru de Sainz también, por lo que posiblemente la temperatura ambiente más alta influyó en las prestaciones de los motores turbo. En todo caso el coche andaba bien.
En Collsaplana, con algunas curvas sembradas de grava, fuimos rápido pero no llegamos a atacar a fondo. El esfuerzo al que se somete a un coche de rally en un tramo junto con los impactos en las cunetas para no vernos fuera de pista por la suciedad del asfalto, nos hacían pensar continuamente en como estaría aguantando el soporte. Los envites y la tensión al que estaba sometida la mecánica era bestial. En algunos momentos se notaban fuertes vibraciones pero el coche obedecía bien. Acabamos décimos.
Y quedaba el último tramo, Cladells, que se le da muy bien a Jordi en el sentido hacía Santa Coloma de Farners. Con la mecánica aparentemente correcta, culminamos el tramo a saco y marcamos el tercer mejor tiempo, nada mal para terminar el rally, lo que unido a los problemas de Sainz nos colocaba en primera posición del Campeonato de España. Con la entrada definitiva en el parque nos invadió una agradable sensación de haber culminado un rally en el que nunca se dio nada por perdido y donde el trabajo del equipo fue fundamental. Una auténtica asistencia de carreras es la que tuvimos Jordi Ventura y un servidor en este Rally Costa Brava 2023: Baporo y su gente son esta magnífica estructura que nos salvó de la debacle. Y Abel Algué se confirmó como un solucionador de problemas formidable. Enhorabuena y gracias a todos.
Tuvimos problemas continuos, pero ¿y el piloto? ¡Espectacular! Cuando los contratiempos que sufríamos no le bloqueaban el talento, Jordi pilotó de un modo soberbio, como siempre, pero las ganas que tenía en esta edición del Rally Costa Brava se notaban desde dentro del habitáculo y a los tiempos marcados me remito. Pasar de los 60 y ser así de competitivo es para estar muy contento. No es sólo un tema físico, también mental. Ventura es un piloto muy completo al que las dificultades no le afectan en su rendimiento, simplemente sabe aprovechar el momento y sacar a relucir su sexto sentido. Una maravilla de piloto, vamos.
Concluyo, que uno se sienta ante el teclado y le sale casi una novela ¡pero esta vez bien real! Satisfacción es la palabra que ha quedado tras este nuevo Rally Costa Brava de alto nivel en la meta, el quinto consecutivo para Jordi y tercero para mi en esta segunda época que estamos viviendo. Que suerte tiene uno de poder vivir carreras así... Gracias por leerme.
Josep Autet
© JAS Info Service 2023
Apuntes desde el cuadernos de notas
• Hay que descubrirse ante la labor desinteresada de los controles (y la del resto del personal de la organización de RallyClassics, claro). El rally funcionó a las mil maravillas y es admirable que tras 4 horas de controlar coches, a todos les vinieran encima otras 4 horas de trabajo intenso y concentrado. Y al día siguiente más de lo mismo, todo para que algunos podamos correr y explicarlo al final: Gràcies amics per la vostra feina!
• Este Costa Brava debió ser el primer rally que en una clasificación (europeo) se penalizara (3’) a un equipo (nº 42) y en otras clasificaciones de este mismo equipo (español, catalán) no, lo que ocasionó serios problemas informáticos ya que el sistema prevé una única clasificación general con los coches divididos por grupos, categorías, clases, campeonatos, etc. para así poder sacarlos individualmente. Lo que no está previsto es que los minutos de penalización deban figurar en un campeonato y en otro no, eso provocó clasificaciones erróneas que tuvieron que cambiarse al final.
• Cuando corres no puedes hacer virguerías paralelas, pero hubo un momento en que estuve a punto de intentar montar una foto “revival” del podio de la Targa Florio 1984 con Tony Fassina (sin Max Sghedoni), “Lucky” (sin Claudio Berro) y un servidor (sin Antonio Zanini). Cada año, cuando nos saludamos con “Lucky”, comentamos las aventuras que vivimos en el mismo equipo Ferrari-ProMotorSport, tanto en Sicilia como en el Príncipe de Asturias. Que tiempos…
• Este año, las coincidencias de fechas de rallyes con mis ocupaciones en JAS no me permitirán correr con Jordi en todos los rallyes decididos. Del 11 al 13 de mayo Ventura tiene previsto correr el Rally de Asturias Histórico, que coincide con la semana de Automobile Barcelona. El 20 de mayo, el Rally Empordà coincide con Espíritu de Montjuïc, pero ya está decidido que me lo montaré para ausentarme el sábado del Circuit y poder acompañar a Jordi en La Bisbal. El 9 y 10 de junio se disputará el Rally Costa Daurada Legend Reus, Jordi estará en la salida pero sin mi, ya que debo estar en la andorrana Pujada Arinsal. Una auténtica trastada para ambos, especialmente para mi. Afortunadamente, Gerard Alsina me suplirá en Reus y veremos si es posible que lo haga en Pravia.
Raimon d'Abadal, 29 • 08500 Vic | 938 852 256 | jas@jas.es