Por Rafael Castañeda.
Laly era inicialmente "el enemigo" y no me caía bien por dos razones.
Primera: como era el jefe de la escudería era el que nos apretaba las tuercas y el que nos ponía límites y reglas. En realidad, su personalidad era más la del hermano mayor, responsable y serio (y nosotros los jóvenes irresponsables...), que la de ser un jefe.
La segunda razón es que también era un poco "nariz pa'rriba", quizás altanero, empingorotado, pijo, distante (llevo 38 años en los EE.UU. y he perdido bastante vocabulario, por lo que es muy probable que esté usando los adjetivos en forma incorrecta). Todo en muy pequeñas dosis, pero me costó hacerme amigo de él, principalmente porque Alberto siempre andaba en pequeñas rencillas financieras con él. Todo esto fue desapareciendo poco a poco conforme lo fui conociendo mejor, hasta que llegue a tenerle un gran aprecio.
Yo vivía en Alicante con mi mujer (nos casamos en septiembre de 1971) y ella apreciaba mucho a Andy, la mujer de Eladio. Yo ya estaba retirado y recuerdo que ambos le visitamos en su casa de Madrid después de su descomunal accidente en el Rallye de Oviedo de 1972.
Alberto desde un principio sabía que Eladio era más rápido que él. Me comentaba que trazaba muy bien las curvas, pero decía que con poco margen de error y por lo tanto con más posibilidades de salirse. Alberto se cruzaba más, perdiendo tiempo, pero con mayor margen de seguridad, lo cual –yo, como copiloto– apreciaba enormemente. Hoy en día el estilo de Alberto no ganaría ningún rally.
Afortunadamente no participamos en el rally en el que murió Jaime Segovia (el Rallye Bosch-Bilbao, que creo no era puntuable para el campeonato) y solo pude ir a su funeral en la iglesia a la que había ido toda mi vida en Madrid, la parroquia de San Agustín, en la calle Joaquín Costa.
Debo aclarar que el accidente de Eladio en Oviedo no se debió a su estilo de manejar. Por las limitaciones de aquellos años, nadie entrenaba con el coche de carreras ni con uno de características similares, por lo que en un cambio de rasante no se dieron cuenta de que con el Porsche, yendo mucho más rápido, iban a volar, como en efecto así ocurrió, aterrizando fuera de la carretera y estrellándose ¡¡a unos 150 km. por hora!!
Eladio tenía un BMW 2002 Alpina de 150 caballos como coche de diario (aunque nunca lo usaba para entrenar) y en una ocasión tuvo que usar los caballos del motor para que dos irresponsables copilotos ¡dejaran de echar carreritas!
Resulta que regresando de un rally (no recuerdo cual) y por la antigua autopista de La Coruña, llegando a Madrid, íbamos los dos copilotos manejando las dos camionetas Dodge Dart con los Porsche en sus respectivos remolques. En una de las bajadas entre Cercedilla y Las Rozas nos picamos y –como dos jóvenes irresponsables– nos lanzamos a gran velocidad con una carga preciosísima detrás.
Eladio venía con nosotros en su coche y cuando vio el percal inmediatamente aceleró, nos pasó y nos obligó a reducir velocidad, lo que no hubiera sido posible manejando un 600... yo tenía 21 años y era definitivamente un irresponsable. Supongo que el otro copi era Antonio Mantecón, pero no me acuerdo del todo.
Las memorias del “Oso” en un próximo capítulo...
Gracias a todos, un abrazo
Rafael Castañeda
Abril 2023