Competición vivida: Rally do Cocido, un regreso inesperado 



Por Javier Figueiredo.
Fotos: Jacobo Núñez y Bruno Penas.

Tras fallecer mi mejor amigo, Julio Álvarez, en diciembre de 2020, con el que había disputado mi último rally cinco meses antes en un Ford Fiesta R5, no me había planteado volver a ponerme con los reconocimientos, el libro de ruta, las notas, los tiempos… Mi única motivación para regresar era hacerlo con un joven piloto al que conozco desde niño, pero cuando se lo propuse me desestimó porque dijo que no estaba capacitado. Eso me dejó muy tocado anímicamente.

Hace un mes, en Ordes (A Coruña), me volví a encontrar con Víctor Pérez Raluy, que esta temporada está participando en la Copa Kobe Motor. Nos citamos para cenar al término del rally y allí empezamos a hilvanar algo que teníamos pendiente desde que nos conocimos en el RallyRACC de 2010. Reconozco que no hemos hablado mucho a lo largo de estos años, pero ha habido algo que nos ha hecho tener sintonía entre ambos.

Le dije que me hacía ilusión participar en mi décimo Rally Rías Baixas, pues he estado en nueve y acabado ocho. Esto pude haberlo hecho hace unos años con el joven piloto, pero también en ese caso se decantó por otro, aunque tampoco se lo propuse, ya que pensé que podría salir de él, pero no fue así… Inicialmente, la idea era la prueba viguesa y con un coche de la categoría R2, pero al día siguiente empecé a pensar que sería una mejor opción hacerlo con un más fiable Suzuki Swift Sport. Hablé con Santi Herbón, de Egipto Motor, una persona que toda la gente relacionada con las carreras debería conocer.

En dos días estaba todo organizado, pero no para el Rías Baixas sino para el inminente Rally do Cocido. Reconozco que el cambio de planes no me transmitía demasiada tranquilidad pues los tramos de Lalín son mucho más complicados que los de Vigo, sobre todo si llueve. Y efectivamente llovió, pero Víctor, el Suzuki y Santi se portaron como campeones.

Me tomé a broma que Víctor me dijese que no iba a llegar con las notas porque eran muy completas y no son sencillas de leer, pero reconozco que tenía razón. Comenzamos tranquilos, ya que, sin conocer el coche ni los tramos, tampoco era plan arriesgar. Después de haber visto 24 de las 26 ediciones del rally, esta fue mi primera participación en el mismo. Por la tarde Víctor rodó con más confianza y hasta se llevó 400€ de premio en metálico al finalizar segundo de la Categoría 3.

Me sorprendió, pues tal y como estaban los tramos y sin experiencia previa, no resultaba nada fácil mantener el Suzuki sobre el asfalto. Es probable que estemos también en el Rías Baixas, porque Víctor quiere probar el último modelo, el Suzuki Swift Sport 1.4 Booster Jet. Todo esto debería ayudarle para su objetivo esta temporada, que es ganar la Copa Kobe Motor donde ha sido segundo en el Rally da Auga y primero en el Tierras Altas de Lorca junto a su habitual copiloto, Miguel Arrebola.

Y no, no me he olvidado de mi amigo Julio, que me ha acompañado en la puerta derecha del Suzuki, protegiéndome y acompañándome.

Javier Figueiredo

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