Por Josep Autet.
A los 82 años de edad falleció, el pasado 5 de noviembre, el turinés Corrado Provera (1941-2023), quien fuera uno de los más destacados ejecutivos de Peugeot, director de Comunicación desde 1980 y, posteriormente, máximo responsable de Peugeot Sport entre 1998 y 2005.
Provera era un hombre de carácter, contundente y motivador todo en uno, un autentico líder comprometido y con unas impresionantes dotes para comunicar, un tipo de gran personalidad bajo cuyo mando los Peugeot 206 WRC ganaron 24 rallyes del mundial entre 2000 y 2003, 3 títulos mundiales consecutivos de constructores (2000, 2001 y 2002) y otros dos de pilotos, ambos con Marcus Grönholm (2000 y 2002).
Cierto que Peugeot logró su primera gran etapa global en rallyes en los años 80, con el impactante 205 Turbo 16 y con Jean Todt de jefe supremo, programa que este cronista oyó cómo Provera, en rueda de prensa, anunciaba la cancelación. Su responsabilidad en estos menesteres de la comunicación, que había iniciado en su Italia natal con Chrysler, no le hicieron temblar en el anuncio, como tampoco cuando más de una década después anunciaba el retorno a los rallyes de la marca del león, con él mismo como responsable. Este bien llamado “gurú” hizo que el Peugeot 206 WRC reinara bastantes años, convirtiendo de nuevo al equipo de Poissy en ganador.
Ya como jefe de comunicación, Provera había recalado en la dirección deportiva de Peugeot en 1998, lo que significó el regreso de la firma gala a la máxima especialidad de la carretera tras aquella legendaria etapa con los Grupo B, y su posterior reciclaje a los rally-raids, que protagonizó Todt. La reglamentación WRC hizo que la marca francesa volviera al mundial, con el Peugeot 206 y Marcus Grönholm formando un binomio ganador, aunque es de justicia recordar a otros pilotos que todos esos años aportaron su papel, principalmente Gilles Panizzi pero también François Delecour, Didier Auriol, Harri Rovanperä y Richard Burns.
Marcus Grönholm sentía devoción por su jefe, su empuje y confianza le habían ayudado a conquistar importantísimos éxitos. El cambio de modelo, apostando en 2004 por el 307 WRC, coche que, aunque logró 3 victorias en rallyes del WRC, nunca llegó a ser un ganador como su predecesor, coincidió con los triunfos de la marca hermana, Citroën, y la llegada de un piloto que estaría llamado a ser el mejor de todos los tiempos: Sébastien Loeb.
El punto final de Peugeot en el mundial vino bastante motivado por la falta de competitividad de esta máquina que, además, vivió la cara trágica con la muerte en 2005 del copiloto Michael Park tras un accidente acompañando a Markko Märtin. Esa misma temporada, Peugeot cerraba definitivamente su papel en el WRC. Citroën ya estaba desde hacía años en la cúspide y rivalizaba con Peugeot en un idéntico programa deportivo formando parte del mismo grupo, de modo que la primera de ellas se quedó sola defendiendo los intereses, siempre de la mano de otro gran mánager, Guy Fréquelin.
Ya no hay jefes deportivos de la categoría de Corrado Provera, las personas, las marcas y las carreras cambian. Es de toda lógica reconocer que no hay nadie imprescindible y los logros, con otro estilo y personalidad, también son posibles. En todo caso, seguro que el automovilismo francés añora el papel que tuvo la marca del león en el concierto mundial, con Corrado Provera como su último gran líder. Descanse en paz.
Josep Autet
10 de noviembre de 2023
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