José Luis Lope & Alcañiz: un piloto, un 127 



Buenas historias de las carreras las puede contar cualquiera que las haya disputado con afición y ganas reales de competir. Ese es el caso de nuestro invitado de hoy, José Luis Lope, un zaragozano que a principios de los 70 disputó diversas competiciones, entre ellas cuatro ediciones del Premio Ciudad de Alcañiz, en el famoso circuito Guadalope. Recopilando diversas frases y comentarios, hemos podido elaborar este artículo que denota el empuje que tenían en aquella época los jóvenes picados por el virus de la competición.

“Hace unos días me enteré que “Pepe Sauquet” falleció en 2020, me sabe mal este retraso en saberlo y desde luego lo siento mucho. Conocí a Pepe cuando trabajaba en Burberry y yo era cliente suyo. Luego, cuando montó la delegación en España de Lasserre, seguí siendo su cliente y entablamos una relación que iba más allá de la típica proveedor-cliente, eso era a finales de los años 60.

A los dos nos encantaban los coches y las carreras, ambos participábamos en competiciones y en 1970 le compré su Seat 600 prototipo de 90 CV, con la intención de hacer alguna carrera regional. Para mi era poseer una máquina notable que en manos de “Pepe Sauquet” había cosechado resultados muy buenos. Pero entrenando la subida a La Muela, de Zaragoza, me salí y sufrí un vuelo de 6 metros… destrocé la carrocería. Total, que tuve que comprar otra en un desguace y como no nos dio tiempo de pintarlo, no me dejaron salir a Alcañiz… por antiestético...

En aquellos tiempos Carlos Gracia, que muchos años después sería presidente de la FEA, era el comisario encargado de revisar los coches. Pero no acabaron aquí mis desgracias, ya que regresando de Alcañiz a Zaragoza rompí el motor… y esa fue toda mi relación con el 600 de “Pepe Sauquet”.

En esos años yo era un aficionado de base, totalmente privado, me lo pagaba todo del bolsillo pero después de aquel intento fallido con el 600 logré finalmente correr en Alcañiz. Lo hice cuatro años seguidos con un Seat 127 que fui preparando poco a poco. Del 1972 a 1974 corrí con este 127 de 903cc prácticamente de serie, pero en 1975 repetí con el coche ya muy potenciado, daba 90 CV. Me acuerdo que en esta última edición iba primero en la categoría hasta 1.000cc y en la última vuelta, en la curva del embudo, se me rompió el acelerador y me quedé tirado. Ganó Fernando Sancho Arroyo, también con un 127. El coche me lo preparaba un mecánico de Zaragoza que se llamaba Blas. También hice una subida a La Muela.

En 1975 corrí en el Jarama y uno o dos años antes en Montjuïc, en ambas pistas con un Mini 1275 también de serie. En 1975 tenía 25 años y son aquellas épocas en que se abren ante ti dos caminos: te dedicas a disfrutar en las carreras o bien empiezas a sentar cabeza en el campo profesional. La respuesta la podéis intuir.

En el Jarama recuerdo que era el fin de semana de un Gran Premio y al final de los entrenamientos nos puso gasolina el equipo Ferrari, algo insólito hoy en día. Y en Montjuïc la cosa no funcionó, bajando la Font del Gat pinché y ahí me quedé, sin posibilidad de regresar a boxes. En aquella carrera estaba incluido en una especie de equipo que se puso en pie en Zaragoza con el patrocinio de la discoteca Beethoven. A mi me pagaban la inscripción pero a otros pilotos con mejores coches, como a Jesús Álvarez –ya fallecido–, que también corría con un Mini pero de grupo 2, se les pagaba casi todo.

Poco más puedo contar, tengo 73 años y la memoria falla, pero el recuerdo de aquellos tiempos sigue en mi mente, fueron unos tiempos intensos en los que me lo pasé muy bien”.


José Luis Lope
19 de diciembre de 2023
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