Competición vivida: Avilés, 1984 – 2024 



Por Josep Autet.

En esta semana que comienza mañana, primera del mes de julio, se preparan jornadas inolvidables. Por un lado, participaré con Jordi Ventura en el Rallye de Avilés histórico, a bordo del Ford Sierra RS Cosworth. La intención es defender con uñas y dientes nuestro liderato en el Campeonato de España de Históricos, para lo cual nos esperan unos días de trabajo intenso.

Por otro lado, me complace mucho estar presente en la celebración de los 40 años de la victoria de un servidor con Antonio Zanini y el Ferrari 308 GTB en el otrora Rallye San Agustín. La sensibilidad de la Escudería Avilesina por celebrar el hito de 1984 es algo digno de mención y de agradecimiento, que tanto a Antonio como a mi nos complace. AZ llegará el jueves 4 a Asturias y en mi caso, por lo que contaba al inicio, estaré ya allí el lunes 1.

Cena con autoridades este jueves 4, un Ferrari 308 GTB decorado como hace 40 años, exposición del coche en las verificaciones, salida protocolaria el viernes 5, con toda seguridad fotografías y vídeos por doquier… en fin, espero poder contar toda esta montaña de sensaciones la próxima semana. Y, para empezar, publico con este texto la hoja del control stop del tramo decisivo… En el cartel oficial del rally luce el 308 nº 1 en plena carrera; no soy capaz de asegurarlo, pero por el tipo de carretera y la luz ambiente a mi me da que la foto fue tomada en Xago–Endasa, el tramo donde creamos el mito. ¿Que por qué lo creo? Pues porque no llevamos parrilla de faros y diría (me puedo equivocar…) que salimos al rally con ella. Y Xago–Endasa sólo se hizo de día en su última pasada. En fin… pero ¿qué es Xago-Endasa?

Xago (o mejor, Xagó, en idioma asturiano o bable) es una enorme playa con dunas situada en Nieva, cerca de la la zona del cabo de Peñas, con una carretera en forma de bucle que bordea el mar y luego vira hacía el interior para terminar pegada a la ría de Avilés, en las cercanías de Endasa, o lo que es lo mismo: Empresa Nacional del Aluminio, compañía que daba nombre al final de esta especial. Hace tiempo que Xagó–Endasa pasó a mejor vida como tramo de rally.

Pues bien, ese fue el último tramo del rally avilesino y en el que vivimos uno de los grandes momentos de la temporada. Veníamos de ganar el Rallye Osona con la recién acabada unidad roja “Barcelona”, coche que inicialmente era el destinado para hacer la temporada nacional aunque al final se optó (con acierto y dinero, claro), por utilizar los coches oficiales hechos por Michelotto y gestionados por ProMotorSport. Es digno de mención que Escudería Osona adelantó una semana la fecha del rally de Vic para que pudiéramos participar, evitando así la coincidencia con el San Agustín.

El mismo domingo que terminó el Osona (12 de agosto al mediodía, tras el reparto de premios) partimos por carretera hacia Asturias. Estábamos en plena canícula y la de Avilés era la quinta prueba del nacional en la que participábamos con el Ferrari 308 GTB 2V blanco. El rally se componía de 18 tramos (6 a tres pasadas) y 172,5 km cronometrados. Todo funcionó bien en los entrenamientos con el Talbot Horizon que nos había prestado para todo ese año Alicio Romero, pero en el test con el 308 del viernes 17 por la tarde se nos quemó una junta de culata ¡y no teníamos recambio! Había que sacar el motor y abrirlo pero no había repuesto, sólo en Italia… o en Ferrari-Serena de Barcelona.

Un amigo periodista, Josep Colomer (que estaba en Barcelona), convencido como no por Zanini a altas horas de la madrugada y convenientemente “adiestrado” por la gente de Fernando Serena, fue el que se encargó de ir a buscar las llaves al domicilio de Fernando, entrar de noche en el taller Serena de la avenida de Sarriá de Barcelona, desconectar la alarma, buscar y encontrar el dichoso juego de juntas (tras largos minutos al teléfono –fijo, off course–, en un continuo “voy-vuelvo” por el interior de la instalación), viajar a primerísima hora de la mañana del sábado 18 hasta Madrid en puente aéreo, hacer el trayecto Madrid-Avilés en coche de alquiler y llegar justo el sábado a medio día para que el equipo pudiera colocar la junta en el bloque del V8. Y montarlo todo con pulcritud, claro está.

Evidentemente se tuvo que verificar fuera del horario permitido, previa autorización del organizador. En eso, José Ignacio López (¡en 2024 sigue al frente de la organización!) hizo todo cuanto pudo para aliviarnos en nuestro desespero, con la colaboración del colegio de Comisarios Deportivos (y la amenaza velada de una reclamación por parte de la competencia…). No sé a qué hora entramos en el parque cerrado del pabellón de ganados La Magdalena (¡con una bonita ovación por parte del público!), pero el rally salía a las 5 de la tarde desde la plaza del Ayuntamiento (eso sí lo tengo claro) y allí estuvimos nosotros con nuestro flamante Ferrari con el nº 1. Casi 16 horas después, regresábamos a ese mismo pabellón como ganadores del rally.

No tengo recuerdos especiales de los tramos nocturnos, sólo que tuvimos que correr de lo lindo toda la noche. Tanto Beny Fernández–José Luis Sala (Porsche 911 SC) como Eugenio Ortiz–Guillermo Barreras (Renault 5 Turbo) no lo pusieron nada fácil. Empezamos de terceros pero fuimos limando segundos y en algún momento ya llegamos a empatar en la clasificación con Ortiz, toda una premonición de lo que pasaría al final. Hacia mitad de carrera se nos rompió una correa que tuvo que sustituirse en el pabellón de La Magdalena. Hubo suerte de tener hora y cuarto de parque de trabajo, porque sin ese tiempo el asunto hubiera ido fatal. Pero hubo un nuevo problema: era imposible cambiar la correa porque no había espacio suficiente para trabajar en la parte delantera del motor, por lo que se optó por abrir un boquete en el habitáculo, entre los asientos. No había otra opción salvo sacar el motor fuera, algo que como se comprenderá era inviable.

El equipo mixto (ProMotorSport–Serena) logró reventar la solida plancha que separaba habitáculo y motor, sustituir la correa y hacerlo todo en el tiempo de que disponíamos. Salimos a la segunda parte del rally a las 2 de la madrugada, sin penalizar y con el ensordecedor ruido del V8 sonando a todo trapo en nuestros cogotes. La guerra con los rivales prosiguió hasta que llegamos al último tramo, el citado Xagó-Endasa, a plena luz de día (aunque sin sol), empatados a tiempo con el R-5 Turbo de Genito y Guillermo. Era a todo o a nada. Aligeramos el coche al máximo: rueda de repuesto, gato, llave, gasolina mínima, pequeñas herramientas, anoraks, mi bolsa de copiloto, uno de mis dos relojes, el road book, todo lo superfluo quedó fuera para hacer los 8 km. de cronometrada lo más ligeros posible. Arrancamos a las 8:27 e hicimos el tramo absolutamente a tope.

En las largas rectas intermedias el ruido del V8 a altas revoluciones era alucinante, en las curvas la gente se apartaba de las cunetas y los saltos del público en la bajada, pocos kilómetros antes de terminar el tramo, eran emocionantes de ver. Mi voz, algo ronca tras tanto tute, lograba salir con fuerza y ganas. Y Zanini ¿qué decir? Pilotó como nunca, absolutamente genial, con un dominio total del Ferrari y aprovechando al máximo sus posibilidades, una auténtica máquina de ir rápido, el Ferrari y Antonio eran una misma cosa, esforzándose ambos al absoluto límite. Cruzamos la meta en 4’11” para 8 km. ¡a un promedio de 114,7 por hora!

Nada más detenernos quise retroceder corriendo al control stop para comprobar con exactitud cual era el tiempo que marcaría Genito, pero no hizo falta, con mi propio reloj controlé a distancia las diferencias en la meta y Ortiz-Barreras entraron 1 minuto y 2 segundos después de nosotros ¡habíamos ganado el rally!

Menudas hazañas, una competición vivida que aún a día de hoy me pone los pelos de punta (y a muchas más personas, también). Todo eso es lo que recordaremos los próximos días en Avilés… y el sábado día 6 ¡de nuevo a tope con Jordi y el Ford! ¡40 años después! ¡y de nuevo con el núm. 1!

© Josep Autet
30 de junio de 2024
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