Por Josep Autet.
Hay tanto vivido y guardado en el interior de uno tras pasar días de ensueño en esta ciudad asturiana, conocida como la Villa del Adelantado (al final entenderéis el por qué de este apelativo), que en realidad no se por donde empezar. ¿El homenaje por los 40 años de la victoria con Antonio Zanini y el Ferrari? ¿O los pormenores de mi carrera a la derecha de Jordi Ventura con el Ford? Evidentemente ambos temas forman parte del interés de cuantos nos siguen, pero aunque esta no es una página de actualidad, sino de recuerdos y de vivencias, empezaremos por el Rallye de Avilés Histórico 2024.
Sábado, 6 de julio, minutos antes de las siete y media de la tarde. Es el momento de entrar en el parque cerrado final del rallye, en la imponente plaza de España de Avilés. El Ford Sierra RS Cosworth con el nº 1 accede por última vez al lugar, mágico para muchísimas personas y también para mi. Jordi Ventura aparca la máquina a un lado del recinto vallado y llega el momento –ahora sí– de las felicitaciones: “¡ja ho tenim Jordi, enhorabona!”, le comento a mi piloto, al tiempo que, visiblemente satisfecho, Ventura confirma que “lo hemos logrado, ¡tras un largo y bien hecho trabajo!”. En aquel momento acabábamos de proclamarnos matemáticamente Campeones de España de Rallyes Históricos en Pre90, el objetivo que nos marcamos al inicio de la temporada.
Habíamos llegado a Asturias a mediodía del lunes y aquel mismo día ya anotamos y repasamos un par de veces los dos primeros tramos del Rallye de Avilés Histórico: Tamón–Serín (13,639 km) y Ferroñes–Corvera (14,843). La dificultad de ambos era tanta que hasta se hacía difícil acertar el itinerario correcto dada la multitud de cruces que enlazaban carreteras, carreteritas y pistas rurales en un festival de ángulos, curvas cerradas, cambios de piso, zonas estrechas, otras estrechísimas, casas, campos con ganado y vegetación exuberante.
Al día siguiente les tocó el turno a los otros dos tramos: La Peral–Santoseso (12,615 km) y Grado–La Mortera (15,043 km) y cuando ya todo estaba anotado y repasado, empezó el verdadero reconocimiento… resto del martes, miércoles, jueves y mañana del viernes. Entrenar bien en terreno desconocido es imprescindible si se quiere correr a cierto nivel y con seguridad, todo el año ha sido así, en especial en los rallyes que no conocíamos como este avilesino, el de Extremadura, el de Reus y, aunque Jordi lo conocía de 2023, el de Pravia.
Salir con el número 1 da cierta responsabilidad. En mis años eso no tenía más importancia, pero en la aventura actual que te den el nº 1 psicológicamente parece llevar aparejado el cargo de abrir el baile, cuando en realidad deportivamente no tiene más importancia que llevar pegado a las puertas otro número cualquiera. Por las carreteras se suele circular sólo, lleves el 1 o el 5, claro que en los controles dependes de tu propia decisión, no hay ningún coche delante que te permita confirmar que estás a 1’ de entrar. En todo caso, la experiencia de abrir carrera ha sido un honor por nuestra condición de líderes del Campeonato de España.
Arrancamos puntuales –y con lluvia– a las 8:30 del sábado 6 y el primer tramo nos fue realmente mal. La humedad y nuestro propio aliento hicieron que el parabrisas quedara completamente empañado, imposible seguir con un mínimo de seguridad. En uno de los cruces, Jordi hizo un recto y logró parar el Sierra a poco de la cuneta, fue el momento indicado para limpiar como se pudo el cristal, además de situar al coche en la buena posición, claro.
Nos cayó más de 1 minuto con respecto al scratch de Muniente-Louzao y su imponente M3 E36 Pre2000. A todo el mundo le pasan cosas en los rallyes y no quiero ser yo el pupas que siempre cuenta problemas, lo que pasa es que ¡esta es mi crónica! Acabamos como pudimos y de cara a la siguiente especial, además de limpiar a fondo la parte interior del parabrisas y de seguir manteniendo a tope el ventilador desempañante, optamos por abrir las ventanillas mucho más de lo normal.
Una mínima visibilidad fue respetada en el segundo tramo y eso se notó en el tiempo marcado: 1’5 segundos por delante del M3 E36 aunque 1’6 segundos por detrás del pequeño misil en el que se convierte el Golf GTI 16V que pilotan los asturianos Miguel Ángel García–Mónica López, realmente extraordinarios. Lo más importante es que nosotros ya estábamos donde debíamos estar, recuperamos de golpe cinco posiciones y nuestros compañeros Joan Riberas–Álvaro Menéndez y su bonito Porsche 911 SC, estaban ya a tiro. En la asistencia nuestros mecánicos de Baporo comprobaron que las canalizaciones no estaban bien enfocadas para permitir que el aire se estrellara con generosidad en el cristal y, además, le aplicaron una capa de líquido anti vaho que nos dejó tranquilos para el resto de la mañana.
En la segunda pasada por estos dos tramos con lluvia Jordi pudo aplicar su proverbial calidad y también demostrar todo lo que se había trabajado los días previos. Scratch en el tramo 3, rebajando de 1’04” la nefasta pasada anterior (ya éramos cuartos), y un nuevo scratch en el tramo 4, con fuerte lluvia a ratos, que nos permitió superar a Foncueva-Pujol (BMW M3) para el segundo lugar de la general por la mínima diferencia de 3 décimas de segundo.
Nos plantamos en la asistencia de Avilés de mitad de rally francamente animados. De tener 1’03” de retraso sobre la cabeza de carrera que ocupaban Muniente–Louzao al final del primer tramo, pasamos tres especiales después hasta los 25,5”. La cosa funcionaba, no había duda. Durante la asistencia llovió, incluso fuerte a ratos, de modo que era evidente buscar información sobre cómo estaban Santoseso y La Mortera. “Está lloviendo en La Peral…”, “también llueve en Grado…”. Estas informaciones, más o menos ajustadas a la realidad, pululaban por el parque cual maná del cielo y si además el agua estaba cayendo también en Avilés, la decisión no planteaba dudas: cubiertas de lluvia, lo que en nuestro caso fue seguir utilizando las Pirelli W7 que tan bien nos habían ido en los bucles empapados de la mañana.
Salir del parque sin lluvia, comprobar que poco a poco el asfalto mojado cambiaba a húmedo y después casi a seco, suele ser siempre la evidencia de que lo correcto hubiera sido montar otro tipo de cubiertas, pero ¿quién acierta en un país como Asturias donde las condiciones climatológicas cambian en minutos? Afrontamos Santoseso –claramente la especial más veloz del rally– cediendo tiempo en las enlazadas rápidas y más tiempo en las frenadas después de las abundantes zonas veloces que requerían unas apuradas que no podíamos permitirnos con aquel calzado.
En mi opinión, ahí es donde perdimos las opciones, no ya de ganar a Muniente que con su máquina y en seco es casi imposible, sino de defender nuestras opciones en la batalla que manteníamos con Foncueva, que en ese tramo nos superó por 9”. Todos íbamos con gomas de mojado, no hay excusa, pero en asfalto en su mayoría seco (salvo algunas curvas cubiertas por árboles o en zonas umbrías) a Jordi le costaba inscribir con eficacia el Sierra en los virajes y principalmente frenar en su sitio. En estas condiciones al coche se le nota (desde mi asiento, claro) como si flambeara y dispuesto a efectuar algún derrape inesperado a poco que se le solicite un poco más de la cuenta. La trasera se vuelve nerviosa y desplaza todo el coche al tomar los virajes.
En la primera por La Mortera otro tanto, Cele nos sacó algo más de 6” (poco, para más de 15 km.) y así se llegó a la última asistencia: 15,6” de retraso sobre el M3 que, sin presión de ningún tipo ni puntos que sumar, estaba dispuesto a llevarse con mérito Pre90, como así fue. El último giro fue de calculadora: nadie podía alcanzarnos y plantear batalla a nuestro rival y amigo asturiano era sin duda tomar riesgos, por lo tanto pasamos por los tramos y poco más. En la última asistencia un servidor había hecho números y ese segundo puesto en Pre90 nos daba matemáticamente el título en la categoría por mucho que Antonio Sainz–Carlos Cancela ganaran todo lo humanamente ganable en Tenerife y A Coruña.
Y en este punto enlazo con el segundo párrafo de la crónica… Tras una ducha vigorizante, el reparto de premios frente al ayuntamiento de Avilés, con el 308 del día anterior de fondo, mucho público y toda la magia que se respira en los lugares donde esta maravillosa especialidad gusta: la Villa del Adelantado y su Escudería Avilesina aman los rallyes.
5 rallyes y 5 resultados: tres primeros y dos segundos y el título Pre90 para ambos. ¿Qué más podemos pedir? No se plantea el desplazamiento a Tenerife. Unos días de descanso y veremos, pero aunque se hace raro, es muy posible que nuestra temporada ¡haya terminado la primera semana de julio! Hay que estar muy contentos con lo obtenido, el éxito es importante pero los recursos empleados para conseguirlo también. A estas edades en las que uno aún se defiende bien, la clave es competir con objetivos claros y el nuestro se ha conseguido.
Eso es todo… por ahora. Cuando leáis esta crónica estaré metido de lleno con la del aniversario de la victoria de 1984: ¡gracias Avilés por hacernos recordar tanto!
© Josep Autet Soler
9 de julio de 2024
JAS Info Service
Notas a pie de página
• ¿Por qué Villa del Adelantado? A Avilés se la conoce también así porque en ella nació un tal Pedro Menéndez de Avilés, un prohombre del siglo 15, militar, marino y primer gobernante de Indias, reconquistador del territorio español de La Florida (primer asentamiento europeo en América del Norte) y nombrado primer gobernador o adelantado mayor perpetuo. El porqué de ese inesperado apunte de historia es debido a que en honor a ese personaje y al centenario del hermanamiento de Avilés con la ciudad de San Agustín (Florida), la salida protocolaria se hizo en los preciosos jardines del parque del Muelle, frente a la estatua de Pedro Menéndez. Además, todos los trofeos eran estatuillas muy bien realizadas del Adelantado, por lo tanto Jordi y un servidor tenemos dos Adelantados en casa, uno de color plata (segundos en Pre90) y otro de bronce (terceros absolutos).
• Unas palabras finales de felicitación a la Escudería Avilesina y a su Comité Organizador por el pedazo de rally que nos han regalado a todos, con detalles que se agradecen y un cuerpo de comisarios y controles simplemente excelente. Y a Anina Daba Ordepmas, nuestra cronometradora favorita, decirle que los abundantes caramelos recibidos en cada pasada fueron convenientemente degustados en los enlaces; sólo he guardado uno que he colocado, como en Pravia, adherido a uno de los trofeos conquistados, el Adelantado de plata por cierto.
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