Historia: Avenida del Tibidabo 



Por Raymond Blancafort.

No creáis que la Copa Tibidabo de 1914 fue el final de la vinculación de la famosa Avenida del Tibidabo con el mundo del motor, ¡nada de eso! Y para muestra algunos ejemplos que me vienen a la memoria ¡y puede haber más!

En primer lugar, citaré que en la Avenida del Tibidabo nº 1 vivían los Batlló. La familia Batlló, muy relacionada con el mundo del motor, fue la creadora de la marca España y a lo largo de las generaciones dicha vinculación prosiguió. Jesús Batlló, la segunda o tercera generación de la saga, y con quien coincidí en el cole un par de años, fue, como su hermano Javier, piloto de motos y creó la primera Ossa 500, antes de que la propia marca sacara la Yankee en el mercado español. Y después fabricó la artesanal –y monstruosa– Byra 1000 con 4 motores de Ossa 250cc –o dos motores de Yankee–, moto que participó en carreras de montaña y también en las 24 horas de Montjuïc, donde sufrió un accidente en el que se destrozó. También hicieron una versión con tres motores de 174cc. Hubo intentos de comercialización, pero no cuajaron.

Un poco más arriba de la avenida, frente a la calle Mas Yebra, vivía la familia Andreu, descendientes del Dr. Andreu, nombre con el que también se conocía a la Avda. del Tibidabo. Uno de los descendientes de ella es Alex Andreu, el creador de la SuperLeague Formula, una competición de monoplazas tipo F-1 pero con los coches patrocinados y pintados con los colores de clubes de futbol, Atlético de Madrid y Sevilla entre ellos. Trabajé muchos años con Raúl, su hermano, hoy Redactor-Jefe de Mundo Deportivo.

Y ya más arriba vive actualmente Jaime Alguersuari Tortajada, el gran empresario y periodista, piloto destacado y fundador de Solo Moto, creador de las World Series y de un montón de cosas más, cuyo hijo varón, también Jaime, tiene aún en el domicilio familiar un estudio de música. Como todos recordamos, Jaime Alguersuari Escudero (Jr) fue piloto de Fórmula 1.

Junto a la Avenida del Tibidabo, en Paseo San Gervasio esquina García Mariño, vivió un servidor, Raymond Blancafort Costas, hasta que cumplí los 35… y a donde después acudía regularmente a visitar a mis padres. Mi vida ha estado muy vinculada a la Avenida del Tibidabo. De los 4 a los 8 años fui a un cole de monjas, Cardenal Spinola, en la mismísima Avda. del Tibidabo, donde hice la entonces obligada Primera Comunión. Hoy el colegio sigue existiendo, ha cambiado de manos, se denomina Projecte y una de mis hermanas fue fundadora de esta nueva etapa. De mayor, ya con carnet de conducir, más de una noche acababa con una ‘estripadita’ con el 850 Especial paterno haciendo la subida al Tibidabo… incluso adentrándome en la carretera de las Aguas o subiendo por un camino de tierra que iba a parar a pocos metros de las llegadas de lo que en su día eran las subidas a la Rabassada o Sant Cugat–Tibidabo. Tanto uno como otro camino están hoy inhabilitados para los vehículos a motor.Recuerdo las horas de descanso pasadas en un parque–laberinto o los mediodías que uno salía a ‘pasear’ coincidiendo [‘sin querer’, como podéis suponer] con la salida de las alumnas del Colegio Alemán, hoy consulado de China.

Frente al que tantos años fue mi domicilio vive todavía Jordi Gual, uno de los comisarios y personas más importantes del RACC y la RFEdA. También Emilio Pérez de Rozas, compañero de cole también, que vivió de casado en la calle Craywinckel, a no más de 200 metros de la Avenida del Tibidabo, así como el copiloto Jordi Alliende. Y en Lleó XIII, esquina Paseo Sant Gervasi, vive Narcís Sabater, de siempre metido en el mundillo y actualmente presidente y fundador de la Asociación Catalana de Prensa del Motor.

© Raymond Blancafort Costas
5 de noviembre de 2024
JAS Info Service

Historia de unas fotografías
Para ilustrar este estupendo artículo de Raymond Blancafort hemos utilizado un par de fotografías realizadas por Jordi Viñals el 7 de febrero de 1972. Una es en un taller de la Avenida del Tibidabo, donde Kim Plana aparece junto al periodista de Fórmula, Federico van der Hoeven, observando una de sus realizaciones sobre base Bultaco. En la otra foto se puede ver a Federico probando ¡sin casco! la Ossa 500 bicilíndrica “made in Batlló” (elaborada con dos motores de Ossa 250cc) en la carretera al Tibidabo, donde décadas antes se había celebrado la Copa Tibidabo.

Pueden observarse los raíles del tranvía y la cara seria del periodista que, en su crónica en Fórmula, marzo de 1972, comentaba que “en curvas cerradas y muy seguidas, la Ossa 500 de Batlló es muy difícil de manejar pero es una máquina muy sana que tiene unas ventajas nada despreciables para una moto de menor cilindrada”. Finalmente, Federico destacaba que “ante el interés que está causando en mucha gente, los Batlló piensan fabricar una pequeña serie que se vendería a través del intermediario Pit-Stop, a un precio de unas 70.000/80.000 pesetas”, ¡bendita hemeroteca!

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