Rally Costa Brava Històric 

¡Ponga un Zastava en su vida! (1 de 3) 



Por Antonio Arderiu.

Hay un dicho en catalán que dice “qui no vulgui pols, que no vagi a l’era“ que, traducido, sería algo así como: “el que no quiera ensuciarse de polvo que no salga a la era”. Adaptado a nuestra afición rallystica sería decirles a aquellos que esperan un paseo tranquilo, con degustación de la gastronomía local y fotos románticas “au bord de la mer”, que no se apunten al Rally Costa Brava Histórico, porque, señores, este es un rally duro, muy duro y, para mi, sumamente divertido. Era la primera vez que participaba (y no será la ultima) y ni me imaginaba lo que encontraría. Y, a fuer de ser sinceros, ¡¡me lo pasé bomba!!

Este es un rally de los que me gustan . Desprovisto de aburridos parques obligatorios de trabajo, con muchos tramos y enlaces cortos, al estilo del 2000 Virajes de mi época, los justos controles horarios para reagrupar al personal (no uno antes de cada tramo como hay quien se empeña en ello), que permite recuperar y en el que se juegan muchos puntos. Además, en su mayor parte de noche, lo que incrementa la seguridad de los participantes.

Una participación de calidad, con muchos equipos ingleses, franceses, portugueses, polacos y un andorrano (yo), además de todos los habituales de la juerga en España, ya avanzaba la popularidad y fama de que goza esta prueba. Un también numeroso grupo de féminas en la lista de inscritos, encabezadas por las gentiles Tere Armadans y Anna Vives, daban mayor vistosidad a la competición.

Nos apuntamos Luis Góngora y este su seguro servidor, en el Zastava 101 con la intención de irlo adaptando a rallys de “endurance”, que creo que lo logramos. Para la ocasión, estrenábamos barra estabilizadora delante, que se demostró muy efectiva. Encuadrados en el team del Automòbil Club d’Andorra y, obviamente, a media baja ya que el pobre Zastava no da para más y el piloto ya tiene una edad… La prueba duraba tres días para los sufridores. Luego había el “rally sprint”, para los “mayores” que deben cuidarse. Salíamos de Empuriabrava y la segunda noche ya dormíamos en Palamós. Pero no se crean que el rally discurría entre esas dos poblaciones. Ni mucho menos. Vamos allá…

Primera etapa
Arrancamos el viernes por la tarde. Primer tramo, a la salida de la población, el circuito de karting de Empuriabrava. Solo contaba para los empates que, en nuestro caso, ni lo soñábamos. A mi, personalmente, no me gustan los circuitos de karting pues con tanta curva y tanto ángulo me mareo y nunca sé donde estoy. Delante nuestro salía un Morris Mini Clubman inglés cuya conductora, Sallyann Hewitt, me había pedido que, por favor, no la presionásemos. Y así lo hicimos. Salimos a todo trapo y, cuando alcanzamos el Mini, nos pusimos educadamente detrás para no molestar.

Seguidamente excursión hasta Darnius para el primer tramo en serio, Cistella. Todavía con luz solar, asfalto bastante bueno y media realizable incluso para un pobre Zastava. Juan Pedro García y Sergi Giralt se impusieron overall con su Citroën AX GT, con unos miserables 4,7 puntejos. En media baja el mejor fue Francesc Costa acompañado de Miquel Pumarola con un afinado Mini 850, que hicieron unos espléndidos 21,30 puntos, mientras nosotros nos marcábamos 37,20.

Un corto enlace nos llevaba al tercero del día, Darnius–La Vajol–Agullana. Este tramo, que discurría en gran parte por la carretera que va a Maçanet de Cabrenys (Demasiado Limpio de Cabritos, en castellano) ya nos deparó el primer “encantamiento” del rally, faena tipo Tulipen Rally. Este consistió en que, de repente, debías abandonar la buena carretera y tirarte por la del antiguo trazado para, posteriormente, volver a la pista original. Ningún problema. Finalizamos 3os de nuestra categoría, que fue ganada de nuevo por Francesc Costa y Miguel Pumarola. En overall triunfaron David Garrigolas y Jordi Boix, en un VW Golf GTI.

Tras coger un trozo de la carretera general, llegamos al otro tramo ya de noche: Cantallops. En este cogimos bastante tráfico en la ruta, incluyendo a una lugareña que iba en patinete. Además, el tramo finalizaba en un pueblo en el que debía haber otro “encantamiento” que nosotros, afortunadamente, no advertimos y nos dimos cuenta cuando, a la salida, empezaron a adelantarnos una gran número de participantes que, presumiblemente, se habían perdido en el interior del pueblo. La verdad es que era una travesía muy complicada y difícil de adivinar. Los vencedores overall fueron García–Giralt, con unos 2,70 puntos mientras que, en nuestra categoría, Carbonell–Pérez exprimían la caballería de su Mercedes SLK 230 y acababan con 13,90 puntos, siendo nosotros los cuartos con unos vergonzosos 29,80 pts.

Un repostaje camino de Empuriabrava y un nuevo paseo por el Karting puso fin a esta primera etapa, que acabó con una cena bastante buena en la carpa de salida. Yo estaba un poco asombrado porque, antes de la salida, me habían hablado de la dureza de la prueba y, por lo transcurrido, me parecía un poco “light“: ¡¡Iluso!!

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