Aleix Espargaró, se va un grande… aunque no lo parezca 



Por Raymond Blancafort. 

Hoy no va de cuatro ruedas, sino de dos. El título de Jorge Martin, el hecho de que una Ducati ‘cliente’ haya derrotado a la moto oficial o que haya superado, con la misma moto o al menos similar, a Marc Márquez, ha acaparado protagonismo y dejado en segundo plano la retirada de Aleix Espargaró.

Confieso que Aleix, 35 años, pese a no haber conquistado ningún título, es un piloto que me emociona, por el que tengo debilidad. Y aunque estoy un tanto apartado del día a día de MotoGP, centrado en el automovilismo –que es mi autentica pasión– no por ello he dejado de pensar en las motos ni de ver como mi admiración con Aleix ha ido ‘in crescendo’.

Ha dicho adiós en el mismo lugar donde dijo hola al mundial, 20 años antes. Fue en el G.P. de Valencia de 2004, el último de la temporada. Se va en 2024 –aunque no descarta algún cameo– en la última carrera de 2024 que la Dana trasladó de Valencia a Barcelona.

Por eso me emocioné de forma muy especial cuando bajó al podio del Circuit y, tras haberse despedido de la afición, alzó al nuevo campeón, Jorge Martin, absolutamente satisfecho del título de Jorge. Fue como un flash, en el que pasaron por mi mente muchos recuerdos de mi vida como periodista de dos ruedas, tanto en Mundo Deportivo como en Solo Moto donde, de forma interina, llegué a asumir la responsabilidad de ser Redactor-Jefe. Y estaba Aleix, atento… con admiración y sin ápice de envidia. Lo tengo por un piloto honesto, de los que dicen lo que piensan, que no buscan excusas ni tiran balones fuera.

Fue un momento en mi vida de periodista que estuve mucho más metido en las motos que ahora. Llegué a seguir mundiales –estuve en Goiana, cuando Sito se hizo con la primera corona de 250cc por delante de Joan Garriga–, estar medido en el Critérium Solo Moto. Y siempre recodaré el día en que me tocó, en un test en Montmeló, una entrevista a su hermano Pol en el camión de Derbi.

Aleix tuvo que vivir muchos años a la sombra de su hermano. Pol era de talento explosivo, divertido, siempre riendo. Aleix, más introvertido, tenía su talento una brizna por detrás de su hermano; siempre risueño, pero mucho más serio que Pol. Diría que Aleix tenía una gran capacidad de trabajo, era un trabajador nato. Sabía que si le faltaba algo de talento tenía que compensarlo con trabajo.

Fue este trabajo el que le ha ido abriendo puertas. No parecía poder llegar a MotoGP. Ni un podio en 125, sólo uno en 250/moto2. Pero en su día fue el piloto más joven en llegar a MotoGP. Y se va con 3 victorias y 12 podios, un 4º de final de campeonato como mejor clasificación, y dejando una Aprilia como moto competitiva, lo que pocos esperaban.

Dicen que hay pilotos que son capaces de ser tres décimas más rápidos con una moto. Y que hay otros que son capaces de hacer que una moto gane un segundo. Aleix es de estos últimos, luchador incansable, trabajador infatigable. Y, por encima de todo, pasión, pasión por la moto. Por supuesto, quería ganar, subir a los podios; soñó con llegar a campeón… pero sobre todo quería correr en moto.

Ha dicho adiós… a las carreras como piloto, no a las motos, estoy seguro. Aunque no he estado en el Circuit durante este GP, Aleix aquí va todo mi respeto.

Hay pilotos que son grandes por los resultados. Otros, por su papel, por el ambiente que crean a su alrededor, por la pasión que transmiten. Por esto tienes mi admiración y mi respeto.

Gràcies per tot. Forta abraçada!!!

© Raymond Blancafort
18 de noviembre de 2024
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