Por Albert Alumà i Carreras.
Dentro del mundo del Motorsport me defino o identifico más como copiloto que como organizador o presidente de club. Y en esta línea os hago partícipes del siguiente relato.
Con unas ganas locas de introducirme en el mundo de la competición, en un evento familiar el azar me puso en la misma mesa que un primo segundo, Joan Pijoan i Morera, que también tenía el gusanillo de debutar en el mundo de la competición, disponiendo para ello de un FU 1600. Con él nos iniciamos con unas notas a la francesa con velocidades relativas y trazadas no muy definidas, asesorados a su vez por unos primos de mi piloto, los hermanos Vinyes, de Amer.
Estoy situándome en el Critérium Montseny–Guilleries de 1975 en el que participamos con el dorsal 125. Acabado el rally, que para ser el primero fue muy meritorio ya que en la cima del Montseny nos nevó y el asfalto era muy crítico en la mayoría de los tramos de velocidad, con Joan aprendimos y mucho. Solo recuerdo una excursión al fondo de un barranco entre Esblada y Pontons, en un Rallye Catalunya. El R5 Copa que llevábamos nos dio dolores de cabeza y algún susto, como el día que la rotura de la caja de dirección nos hacía perder la trayectoria cuando cogíamos velocidad. Para resumir todo lo dicho antes, con Joan aprendí y mucho.
Luego, con Miquel Gisbert i Margarit, teníamos la santa buena costumbre de participar en el Rally Osona y en otras pruebas celebradas en las Guilleries y a veces compartíamos volante, a veces coche, pero nuestra principal ambición era divertirnos y lo conseguimos, básicamente en la discoteca de Sant Hilari Sacalm, que era su principal patrocinador.
Llegó la época dorada con Josep Arqué Elías y el Ford Fiesta XR2. Tras este divertido vehículo, en las dos siguientes temporadas llevamos el Opel Manta GT/E de Grupo A, preparación Conrero; no sólo corríamos mucho, incluso una vez movimos un olivo centenario de su sitio. Podemos definir esa fase como de semi-profesionales, llegando a adjudicarnos el Campeonato de España de Grupo A de 1985. Con él decidí, tras muchas presiones familiares, dejar de participar en carreras a este nivel semi-profesional que comentaba.
La última fue con Pedro Martínez (DEP), con un Range Rover del Dakar en una Baja Montesblancos de las que todavía era de 1000 km non-stop. Fui copiloto muy poco rato ya que por una indisposición del piloto tuve que pilotar yo más del 80% del recorrido.
¿Eso fue todo?
He de confesar que no, ya que existieron tres Copilotajes extraordinarios y que son la verdadera base de esta historia, que voy a relatar por orden cronológico dado que todos fueron muy importantes para mí...
1983 – Per Eklund, Toyota Corolla Twincam Turbo Gr. B
Con mi buen amigo Esteban Delgado, periodista y actual editor de la revista Turini, teníamos la sana costumbre de ir de rally, preferentemente al Lombard RAC Rally del Reino Unido, y mi beneficio yendo con él era el pase de prensa que nos daba acceso a muchas áreas reservadas y poder entrar a algún que otro cóctel o presentación. En alguno de estos eventos, las marcas te invitaban a copilotar a uno de sus pilotos, en un corto tramo cerrado dentro de un parque o bosque, con las curvas marcadas con las flechas propias de un rally secreto.
A mí me tocó subirme con Per Eklund en el que se decía fue el coche de dos ruedas motrices más potente jamás construido para los rallies del mundial. La verdad es que cuando nos dieron la salida el coche, sin avanzar, se cruzó y Per aceleraba y aceleraba hasta que salimos disparados... mi sorpresa fue como manejaba el cambio de marchas, no metía ni sacaba marchas las “penetraba” y “arrancaba” según el momento, a ojo y a oído (igual no veía mucho y sordeaba). Y el embrague, ni tocarlo… Ya finalizada la prueba le pregunté por la caja de cambios y me contestó: “No te preocupes, la cambiamos cada tres tramos”. ¡Escalofriante!
1984 – Henri Toivonen, Porsche 911 SC RS Gr. B
Como aspirante a ser Campeón de Europa de Rallies, el equipo Rothmans-Porsche se presenta al Rally Costa Brava del año 1984 con Henri Toivonen y un magnífico Porsche 911 SC RS (en esa época se decía que quién ganaba el Costa Brava ganaba el europeo). Como coche recién estrenado tuvieron algunos problemas pero se defendían muy bien, siempre segundos, pero luego en el tramo número 10, Àngels, se les rompió un palier, lo que les dejó fuera de competición y sin poder probar el coche en la etapa de tierra. En aquel momentos iban (Toivonen e Ian Grindrod) segundos.
De repente aparecen el Sr. Charles Reynolds, mánager de Prodrive, y el propietario del equipo, Sr. David Richards, para proponernos (a la organización, Peña Motorista 10 por hora) que les dejáramos participar en la siguiente etapa, que para ellos era de vital importancia ya que era de tierra y el coche nunca había pisado este elemento en competición. En ese momento yo era el Comisario Responsable de las Relaciones con los Concursantes, CRC, del Rally Costa Brava, con lo cual traté este tema directamente con ellos e hice llegar su propuesta al Director de Carrera, Sr. Joan Pons i Rosell.
La propuesta estaba fuera de toda posibilidad, reglamento en mano, pero alguien confió en que no fuera yo quien formulara la solución y puso sobre la mesa la posibilidad de que el equipo participara como coche “0”, a las órdenes de la dirección de Carrera. Pero como no nos fiábamos que Toivonen siguiera las indicaciones del DC, se sugirió que el copiloto fuera alguien de la organización y ahí apareció el drama, siendo escogido un servidor como copiloto eventual de Henri Toivonen…
Aún recuerdo cómo confeccionamos el dorsal “0” sobre el número “3” que llevaba el 911 y como instalamos un “pirulo” rotativo naranja en el techo. Toivonen no cruzaba palabra conmigo y así salimos al primer tramo, tal vez Lloret Verd, y ya en la arrancada salió volando el pirulo y ni os cuento cómo conducía Toivonen, con nada que perder y mucho que aprender del comportamiento del Porsche en tierra… y con la carretera cerrada… ¡Iba al máximo! Total que llegamos a final de tramo y no tuve mejor idea, al ver por allí a un compañero de Penya 10 x Hora de nombre Marc Rovira, que adjudicarle la suicida misión de ir con Toivonen el resto de la etapa.
1985 – Carlos Sainz Cenamor, Renault 5 Turbo “Tour de Corse” Gr. B
Esto sucedió en Alicante. Parece ser que Carlos tenía algún lío con su nuevo copiloto aquel año, Antonio Boto (DEP), que por lo que parece en pleno fragor le amenazó que dejaba las carreras. El Costa Blanca se hacía en marzo, de modo que la temporada hacía un mes escaso que había comenzado... Alguna tensión grande tuvieron entrenando ya que tras un tiempo de reflexión Carlos actuó sin meditar pros ni contras, beneficios o perjuicios, y buscó entre el grupo de copilotos presentes en la zona donde entrenábamos para probar a alguien que pudiera llegar a sustituir a Antonio (y eso con Boto allí presente, claro). Y ahí fue cuando tuve mi oportunidad.
Yo diría que esta circunstancia tan peculiar se produjo en un tramo de nombre Campello-Busot. Al inicio del tramo, Boto se subió con Arqué y yo volé junto a Carlos. Mis notas habituales eran como el redactado de una novela, las de Carlos se resumían en “Buena más” o “Buena menos”, pero la experiencia en aquellos diez kilómetros y pico fue extraordinaria. La conclusión fue que era demasiado joven y corría demasiado… y yo ya pensaba en retirarme.
Tres experiencias muy, muy efímeras, pero extraordinariamente inolvidables, espero que con los años transcurridos en esa etapa tan especial de mi vida no me haya olvidado de alguien si he confundido fechas o lugares (aunque creo que el editor del texto ha hecho bien su trabajo…), pero a todos los que salen en el texto muchísimas gracias por esas experiencias de Copilotajes extraordinarios.
© Albert Alumà i Carreras
11 de febrero de 2025
JAS Info Service