Por Josep Autet.
A menudo fallecen personas de nuestro sector, el mundo del motor, que aún siendo desconocidas para la gran mayoría tienen un pasado extenso y notable que les hace ser auténticos prohombres de la actividad que nos apasiona. Y es de justicia hacer saber sus logros el día que desaparecen. Hay personas que por su potencial económico o por sus relaciones han logrado grandes hitos, alimentados fundamentalmente por su interés y pasión por el mundo de la automoción en todas sus facetas. ‘Tito’ Ankli era una de estas personas.
Walter Jorge ‘Tito’ Ankli Joaniquet (Barcelona, 26 de noviembre de 1948/Lleida, 10 de septiembre de 2024), falleció el pasado martes de Alzheimer, a los 75 años de edad, en el hospital Jaume Nadal Meroles de Lleida, donde fue ingresado hace algunas semanas.
‘Tito’ Ankli, además de ser alguien que vivió la vida como muy pocas personas lo pueden hacer, poseía una de las mejores colecciones de automóviles y motocicletas del país, además de una voluntad decidida de que todo este patrimonio pudiera formar parte algún día de un futuro museo, idea que no pudo llevar a buen término por diferentes motivos que más abajo se narran.
Los Ankli procedían de la zona suiza de Basilea. Después de llegar a España por temas profesionales antes de la Guerra Civil, el padre de ‘Tito’, también Walter Ankli, se enamoró del país y se estableció en él. Posteriormente se casó con María José Joaniquet y, haciendo gala de un gran espíritu emprendedor y una portentosa capacidad de trabajo, creó en 1934 la empresa Aismalibar, basada en Montcada i Reixach (Barcelona). El estallido de la contienda paralizó toda actividad y fue al final de la misma cuando empezó el crecimiento económico de esta industria dedicada a la fabricación de productos inéditos en España en aquellos años: laminados de cobre y metal para circuitos eléctricos, cables aislados, hilos esmaltados, material plástico, formica, etc. En una España devastada, faltaba de todo.
Una serie de herencias familiares pero también de adquisiciones dado su potencial económico, todo ello aderezado por su clara visión de lo que podía ser el termalismo en la zona, le hicieron comprar tierras y edificios en el Valle de Bohí, zona que le recordaba a su Suiza natal y en la que creó un balneario y un hotel, actividad en principio descabellada para el país que era España en los años 50, pero que al paso de los años se convertiría en una formidable y próspera realidad con un volumen de actividad termal y de negocio extraordinarios.
Es importante conocer esta parte del pasado, totalmente ajena al motor aunque Ankli padre ya estableció relación con las fábricas de motos españolas, porque al morir el progenitor empezó en realidad la historia de Walter Ankli hijo, como heredero principal junto con sus dos hermanas, del imperio familiar. Por una serie de acontecimientos laborales, ‘Tito’ vendió Aismalibar (la empresa, completamente adaptada a las necesidades modernas actuales, sigue funcionando con gran éxito) pero mantuvo todo el entramado termal de Caldes de Bohí y aledaños.
En ese época inicial, Walter Jorge Ankli ya era muy aficionado a los coches y con menos de 30 años se involucró en actividades motorizadas de las que sería largo comentar su totalidad. En todo caso una parte importante de lo que conviene saber es cuando con Paco Godia y Enrique Coma-Cros llevaron a cabo las conversaciones a alto nivel que deberían haber hecho posible la creación del Museo del Automóvil, ubicado en el Circuit de Catalunya, conversaciones que aún estando en un fase muy avanzada, no fructificaron.
Con todos los automóviles y motocicletas que iba comprando desde hacía tiempo, Walter Ankli tuvo la intención de orientar sus objetivos históricos a un posible Museo del Automóvil y la Motocicleta de los Pirineos, independientemente de las instalaciones balnearias. Adquirió un antiguo colegio, ubicado en un gran edificio en la población de Les, en la frontera con Francia, en el que además de instalar su vivienda ubicó y fue engrosando su colección de cerca de 100 coches y 300 motocicletas situándolos en las diferentes plantas, todo ello manteniendo al mismo tiempo conversaciones con el Consell General del Aran para dotarlo de cobertura oficial.
Pero tampoco esta vez la voluntad de crear un museo público funcionó, el respaldo oficial no se concretó, de modo que Walter Ankli mantuvo toda su colección a modo privado en su finca. Por su cuenta y riesgo y en los antiguos garajes del Balneario de Caldes de Bohí, de su propiedad, creó una colección permanente de motocicletas españolas, a cuya inauguración hace pocos años asistieron destacados personajes del mundo del motor como Salvador Claret, Estanislao Soler, Antonio Zanini, Salvador Cañellas, Benjamín Grau, Carlos Beltran, etc.
En todos estos años, Ankli fue adquiriendo numerosos vehículos de dos y cuatro ruedas, algunos de gran valor histórico y otros no tanto, actualmente encerrados en el edificio de Les, entre ellos cuatro Pegaso originales, de los que quedan dos en la colección y un importante número de unidades Porsche 356 y coches americanos.
Paralelamente a todo ello, Walter Jorge Ankli participó con sus mejores vehículos en la mayoría de concursos de elegancia del mundo, entre ellos los de Pebble Beach (California) y Villa d’Este (cerca de Roma), consiguiendo diversos reconocimientos al valor histórico y estado de conservación de sus máquinas. También participó en multitud de pruebas de clásicos, básicamente rallyes turísticos con coches de los años 40 y 50 de su propia colección.
Hacia finales de los noventa participó durante 5 ediciones consecutivas en la Carrera Panamericana de México, siendo famosa la última de ellas, en 2000, conduciendo un Buick Century de 1954 acompañado de Víctor Sagi y del motociclista Alejandro Tejedo.
La últimas participaciones que se le recuerdan son en las pruebas en circuito que organizaba hasta hace unos años V-Line Org, el Open Olidtimer, siendo conocidas sus evoluciones al volante de un espectacular Chevrolet Corvette C2 Split Window de 1963. También sus apariciones en pruebas como el Martini Legends de Barcelona de 2007, con un Pegaso Z-102 Saoutchik; en casi todas las ediciones de Espítitu de Montjuïc hasta la pandemia; y en Espíritu del Jarama de 2017 por partida doble, con un Pegaso Z-102 Spider Rabassada de 1953 y también con el citado Buick de la Panamericana.
No queremos olvidar su actitud filantrópica en países como Ecuador y especialmente en la región de Anantapur, Andhra Pradesh, India, donde Ankli creó la fundación ‘Dharmavaram Boys Town Society’, orfanato en el que viven 60 niños y otros 600 acuden diariamente a su escuela o al jardín de infancia.
Walter Jorge Ankli Joaquinet tiene 2 hijos gemelos de su unión con Silvia y una prole de amigos en todas las partes del mundo que lloran su pérdida. Todos ellos aprecian su peculiar sentido de vivir la vida al máximo pero también de ayudar a los más necesitados, una filosofía que le ha hecho realmente único en nuestra actividad del motor. Descanse en paz.
JAS Info Service, con la colaboración de Nou Onze
12 de septiembre de 2024
Un recuerdo especial a otros dos amigos recientemente desaparecidos:
Francesc Pino, fotógrafo andorrano fundador de la agencia Foto Esport y un habitual realizando sus labores profesionales para algunos de los grandes pilotos andorranos, Joan Vinyes y Gerard de la Casa entre ellos.
Melcior Riera, empresario y piloto de las Islas Baleares, habitual de las pruebas de rallyes y montaña de hace décadas como piloto de la Escudería Manacor, que incluso participó en carreras en el circuito de Montjuïc.