Por Antonio Arderiu.
Hay un dicho en catalán que dice “qui no vulgui pols, que no vagi a l’era“ que, traducido, sería algo así como: “el que no quiera ensuciarse de polvo que no salga a la era”. Adaptado a nuestra afición rallystica sería decirles a aquellos que esperan un paseo tranquilo, con degustación de la gastronomía local y fotos románticas “au bord de la mer”, que no se apunten al Rally Costa Brava Histórico, porque, señores, este es un rally duro, muy duro y, para mi, sumamente divertido. Era la primera vez que participaba (y no será la ultima) y ni me imaginaba lo que encontraría. Y, a fuer de ser sinceros, ¡¡me lo pasé bomba!!
Este es un rally de los que me gustan . Desprovisto de aburridos parques obligatorios de trabajo, con muchos tramos y enlaces cortos, al estilo del 2000 Virajes de mi época, los justos controles horarios para reagrupar al personal (no uno antes de cada tramo como hay quien se empeña en ello), que permite recuperar y en el que se juegan muchos puntos. Además, en su mayor parte de noche, lo que incrementa la seguridad de los participantes.
Una participación de calidad, con muchos equipos ingleses, franceses, portugueses, polacos y un andorrano (yo), además de todos los habituales de la juerga en España, ya avanzaba la popularidad y fama de que goza esta prueba. Un también numeroso grupo de féminas en la lista de inscritos, encabezadas por las gentiles Tere Armadans y Anna Vives, daban mayor vistosidad a la competición.
Nos apuntamos Luis Góngora y este su seguro servidor, en el Zastava 101 con la intención de irlo adaptando a rallys de “endurance”, que creo que lo logramos. Para la ocasión, estrenábamos barra estabilizadora delante, que se demostró muy efectiva. Encuadrados en el team del Automòbil Club d’Andorra y, obviamente, a media baja ya que el pobre Zastava no da para más y el piloto ya tiene una edad… La prueba duraba tres días para los sufridores. Luego había el “rally sprint”, para los “mayores” que deben cuidarse. Salíamos de Empuriabrava y la segunda noche ya dormíamos en Palamós. Pero no se crean que el rally discurría entre esas dos poblaciones. Ni mucho menos. Vamos allá…
Primera etapa
Arrancamos el viernes por la tarde. Primer tramo, a la salida de la población, el circuito de karting de Empuriabrava. Solo contaba para los empates que, en nuestro caso, ni lo soñábamos. A mi, personalmente, no me gustan los circuitos de karting pues con tanta curva y tanto ángulo me mareo y nunca sé donde estoy. Delante nuestro salía un Morris Mini Clubman inglés cuya conductora, Sallyann Hewitt, me había pedido que, por favor, no la presionásemos. Y así lo hicimos. Salimos a todo trapo y, cuando alcanzamos el Mini, nos pusimos educadamente detrás para no molestar.
Seguidamente excursión hasta Darnius para el primer tramo en serio, Cistella. Todavía con luz solar, asfalto bastante bueno y media realizable incluso para un pobre Zastava. Juan Pedro García y Sergi Giralt se impusieron overall con su Citroën AX GT, con unos miserables 4,7 puntejos. En media baja el mejor fue Francesc Costa acompañado de Miquel Pumarola con un afinado Mini 850, que hicieron unos espléndidos 21,30 puntos, mientras nosotros nos marcábamos 37,20.
Un corto enlace nos llevaba al tercero del día, Darnius–La Vajol–Agullana. Este tramo, que discurría en gran parte por la carretera que va a Maçanet de Cabrenys (Demasiado Limpio de Cabritos, en castellano) ya nos deparó el primer “encantamiento” del rally, faena tipo Tulipen Rally. Este consistió en que, de repente, debías abandonar la buena carretera y tirarte por la del antiguo trazado para, posteriormente, volver a la pista original. Ningún problema. Finalizamos 3os de nuestra categoría, que fue ganada de nuevo por Francesc Costa y Miguel Pumarola. En overall triunfaron David Garrigolas y Jordi Boix, en un VW Golf GTI.
Tras coger un trozo de la carretera general, llegamos al otro tramo ya de noche: Cantallops. En este cogimos bastante tráfico en la ruta, incluyendo a una lugareña que iba en patinete. Además, el tramo finalizaba en un pueblo en el que debía haber otro “encantamiento” que nosotros, afortunadamente, no advertimos y nos dimos cuenta cuando, a la salida, empezaron a adelantarnos una gran número de participantes que, presumiblemente, se habían perdido en el interior del pueblo. La verdad es que era una travesía muy complicada y difícil de adivinar. Los vencedores overall fueron García–Giralt, con unos 2,70 puntos mientras que, en nuestra categoría, Carbonell–Pérez exprimían la caballería de su Mercedes SLK 230 y acababan con 13,90 puntos, siendo nosotros los cuartos con unos vergonzosos 29,80 pts.
Un repostaje camino de Empuriabrava y un nuevo paseo por el Karting puso fin a esta primera etapa, que acabó con una cena bastante buena en la carpa de salida. Yo estaba un poco asombrado porque, antes de la salida, me habían hablado de la dureza de la prueba y, por lo transcurrido, me parecía un poco “light“: ¡¡Iluso!!
Segunda etapa
Al día siguiente amaneció soleado y caluroso. Salíamos a las 16 horas aproximadamente, y ya por otro orden, que no era el del dorsal. Tramo TR7: Darnius–Cistella pero otra versión. Con luz de día y asfalto húmedo pero sin llover. Seguíamos en la nube de que eso era pan comido. ¡¡Craso error!! En la bajada del pantano me olvide de que todavía era tramo y acelere a fondo, en unas rectas donde recogimos un fajo de puntos. Los vencedores scratch fueron Villasan–Gálvez, con un Golf GTI y unos misérrimos 4,9 pts. mientras en nuestra clase triunfaban Cristophe Bottasso–Anne Sophie Janelle, con un MG B GT. Merced al saco de puntos, acabamos los séptimos con 313 pts.
Después de un corto paseíllo por la zona de Banyoles nos enfrentamos al TR8: Espinavessa–Pujals, un tramo que salía de la carretera entre Figueres y Olot. En la salida hacia el tramo, una Mosso d’Esquadra nos hizo una foto y preguntó que a donde íbamos. Estuve a punto de contestarle que era obvio que íbamos a un sepelio, pero me contuve. El tramo era bastante insulso. Íbamos bastante bien hasta el km 21, donde había otro “encantamiento”. Este consistía en tirarse a la derecha para cruzar un pequeño arroyo seguido de un muy fuerte ascenso que se iniciaba con una curva retorcida que, para mas inri, estaba llena de gente. Aquí me puse nervioso (miedo escénico) y fallé al cambiar de marcha. Tuvimos que frenar y poner primera y, entretanto, perdimos mucho tiempo y nos cayó un saco de puntos. Aunque no debimos ser los únicos, pues acabamos el tramo 4º de nuestra clase, con Costa–Pumarola vencedores con 22,10 puntos. En el scratch vencieron Kini Muntadas–Jan Rosa con 15,50 pts. y en un 911 Carrera.
El enlace a continuación nos llevaba a Olot, hacia St. Miquel de Campmajor . El TR9 nos dejaba en Mieres (de la Garrotxa, Catalunya, no de Asturias) y fue un tramo sin gran historia. Comenzaba a anochecer y a caer una cuantas gotas. El tramo fue ganado por Ruiz-Ayucar–Rodríguez, con Porsche 911, y en nuestra clase por Cristophe Bottasso–Anne Sophie Janelle, con 15 puntos. Nosotros hicimos 28,8, lo que nos permitió ser los 5º de clase.
Tras cruzar Olot venía el TR10, Coll de Santigosa. Aquí empezaba lo bueno. Llovía y, en la salida, el control nos avisó de que en el km 2,3 había barro en la calzada. La media era apretada por lo que salimos alegres. Al llegar a la zona del barro, una serie de deslizamientos inapropiados nos hicieron ver que debíamos aflojar para no arriesgarnos a un más que seguro boinazo, así que hicimos la parte llana con mucho cuidado. Al llegar a lo alto del Coll, carretera seca y gas a fondo para recuperar. Y, no sé si Vds. recuerdan lo revirado que es este descenso pero, con un volante que parece un roscón de Reyes y unos frenos un poco tocados, hicimos lo que pudimos y quedamos 5º del tramo que fue ganado, en nuestra clase, por el ya citado Bottasso y su MG con 15 puntos y, en el scratch, por Esteban Munné y Olga Feliu y su Golf, con unos insultantes 5,10 pts. En estos momentos éramos los 3º de nuestra clase en el computo global y los 29 scratch.
Acabado el tramo, pusimos gasolina con la ilusión de acabar la etapa sin ulterior repostaje, antes de acometer el próximo tramo, Sant Salvador–Sant Ponç. Este arrancaba en la carretera del Capsacosta pero, después de unos km por la misma, venia otro encantamiento. Brusco desvío a la izquierda para coger un camino rural mal asfaltado, pasar por cruces y túneles y acabar de bruces en una cerca que, si no la enviamos a tomar viento, fue porque no era su hora. En este tramo debo dejar constancia de un hecho: En el trozo mas difícil, un sitio delicado, alcanzamos al equipo de Jordi Blay y Màrius Llongueras .Y, muy caballerosamente, se apartaron y nos dejaron pasar, en un lugar, insisto, difícil. Es un gesto que agradezco y que no es habitual, como me demostraron otros a lo largo de la prueba. Gracias a ello, acabamos quintos con 65,20 pts. en un tramo difícil que fue ganado, en nuestra clase, por Cristophe Bottasso y su MG y, en el scratch, por Kini Muntadas y su Porsche, con unos míseros 5 pts.
Un corto y rápido paseo nos llevo al Control Horario, previo tiempo suficiente para cenar en un lugar gastronómicamente sublime: Ca l’Enric. Cenar rabo de toro, o espárragos con parmesano, además de fideuas y arroces variados, “fromages affinés”, surtido de embutidos, etc. etc. no es habitual en los rallys en que lo mas normal suele ser “vedella amb bolets“.
Habiendo calmado el hambre, vuelta al coche para pasar el Control Horario y enfrentarnos al siguiente tramo. Entonces ya llovía bastante. El TR12 era el Coll de Santigosa de subida y vuelta a Sant Joan de les Abadesses. En la subida al Coll hice caso de los atinados consejos de Luis y estiré la segunda del vehículo hasta todo lo que pude, no sin gran dolor de mi corazón. Pero la cosa funcionó y subimos a buen ritmo, casi a la media, que alcanzamos en la cumbre. Cuando superamos el Coll, un invitado sorpresa a la juerga: la niebla. Esta nos acompaño hasta la entrada de un pueblo que se llama Vallfogona de Ripollès, donde tendría lugar otro “encantamiento“. Este no era otro que coger un camino rural teóricamente asfaltado (insisto en lo de teórico) que bajaba en descenso directo hasta el centro de Sant Joan de les Abadesses. Si fuera una esquiada, diríamos que era una pista negra. Ya podías frenar, ya, que con la pendiente y lo resbaladizo del camino el coche se iba solo. Para colmo, niebla y curvas retorcidas en la parte baja, además de grandes socavones, amenizaban el tramo, que fue ganado overall por Bracons–Silva, en un Peugeot 205 GTI, mientras en nuestra clase vencían Reboisson–Chovet, con un Volvo Amazon 1800 y 55,10 pts., seguidos por la versión deportiva de un John Deere, nuestro Zastava 101, con 83,40 puntos. Conservamos nuestra posición en el scratch.
El enlace más largo del rally venía ahora, pues nos desplazábamos hasta Manlleu para desviarnos allí para coger el tramo de Sant Andreu de la Vola. En el enlace nos cayó el diluvio universal. Íbamos siguiendo a las motos BMW y, la verdad, en algún momento temimos que se las engullera un charco de los que se formaban en la carretera.
El TR13 era La Vola. A mi siempre me ha sido antipático. Aunque es relativamente llano, es muy retorcido con curvas que no esperas, que no son lógicas. El asfalto, que debe ser bastante reciente, estaba sumamente resbaladizo como vimos cuando arrancaron las BMW delante nuestro, en que una de ellas derrapó. Además, llovía con cierta intensidad aunque la niebla había desaparecido. Bueno, no fue tan mal: 80,90 puntos y los cuartos del tramo que fue ganado, en nuestra clase, por Reboisson y su Volvo y, en el scratch, por Juan Pedro García–Sergi Giralt.
El siguiente tramo, TR14, era EL TRAMO, con mayúsculas, del rally. 57 km con carretera, camino rural asfaltado, varias zonas a 30, dos km de tierra y acabando en Collsaplana, Pla de les Arenes y Coll de Ravell, todo junto. Empezaba en la carretera de Folgueroles al Parador de Vic para, a los pocos km, encontrarte con un “macro encantamiento”. Este consistía en abandonar la cómoda carretera, coger un desvío que señalaba “camping“ e iniciar un descenso por un camino estrecho y resbaladizo. Al iniciar el camino advertimos que un Porsche venia por nuestra izquierda y se nos pegaba.
Pensamos que debía ser un local que “iba de carreras“ y le hicimos señas de que pasara, cosa que no hizo. Mas adelante, en un cruce en forma de Y desapareció. Seguimos por el ramal izquierdo hasta que, el mismo, nos volvió a situar en la carretera poco antes del desvío del camping. Entonces entendimos lo del Porsche misterioso, que no era sino un participante anterior que había hecho el bucle. En el cruce en forma de Y, esta vez debíamos girar a la derecha y es lo que nos había sorprendido antes. Hasta que no llegamos a Sant Sadurni d’Osomort tuvimos de todo: buen asfalto, mal asfalto, socavones, trozos de tierra, núcleos habitados, el camping en su totalidad, etc. etc.
Luego, al llegar a la carretera de Collsaplana, segunda y gas para ponerse en media pero, al llegar arriba, nuestra conocida: la niebla volvió a aparecer y no nos dejó hasta Coll de Ravell, por lo que todo el trozo llano y el Pla de les Arenes lo hicimos casi sin ver nada. En medio de la niebla alcanzamos a Víctor Sagi con su Porsche avión y nos pegamos a él con la secreta esperanza de que nos abriera camino. El debió de pensar lo mismo porque, más adelante, nos hizo señas de que le adelantáramos y se pegó a nosotros. Y así, con este juego, ahora tu, ahora yo, que duró bastante, pasamos la niebla y llegamos a Arbúcies. Vencedores scratch del tramo fueron Garrigolas–Boix, con unos ofensivos 402,20 pts. y, en nuestra clase, ¡¡el Zastava!! con 4.094,60 puntos, seguido de Simon Malins y Suzie Barker, en un Hilman Hunter, con 7201,70 pts. En este tramo, desafortunadamente, ya vimos algún boinazo importante, pero es que la ruta se las traía.
Agotados por el tramo en cuestión, hicimos el enlace a paso de tortuga hasta el siguiente TR15, Sant Feliu de Buixalleu–Massanes, cuidando, además, el consumo, porque ya íbamos en reserva y, al ser de noche ya avanzada, todas las gasolineras en ruta habían cerrado. El tramo era difícil y con dificultad añadida por las lluvias que habían dejado muy sucia la resbaladiza calzada. Vimos muchos trompazos, incluso uno doble, que nos forzaba a hacer una especie de chicane. Llegamos a contar 10, entre este tramo y el anterior. Para colmo, acababa en un encantamiento alrededor de Massanes que exigía mucha atención en la navegación, pues estaba trufado de cruces que no se veían. Y seguía lloviendo. Vencimos el tramo en nuestra clase con 324 pts., seguidos de Reboisson, con 504. Al scratch venció Juan Pedro García con su AX de carreras y 18,20 pts.
Acabado el tramo, lo más urgente era encontrar gasolina, así que nos desviamos del itinerario y nos metimos en Hostalrich, donde, en un supermercado, encontramos una de esas gasolineras 24h y pudimos repostar. En aquel momento la lluvia se recrudeció de lo lindo y, al reintegrarnos al itinerario, vimos a los de las BMW aparcados en una rotonda soportando el chaparrón mientras revisaban alguna cuestión mecánica. Otro insulso enlace nos llevaba al último del día, el TR16 Salions (o Tossa)–Sant Grau, donde afortunadamente ya no llovía. Este volvió a ser un tramo de segunda a fondo. La única discordancia en nuestro equipo era que Luis insistía, con razón, de apretar la segunda al máximo pero yo, que soy un friki de los coches, me empeñaba en conducir en marchas más largas, a la nórdica, pero cuesta más recuperar a las salida de las paellas y curvas delicadas. El truco fue bien y en un tramo poco adecuado al Zastava, con fuertes subidas y asfalto rugoso, hicimos el cuarto puesto de nuestra categoría con 303 pts., categoría que fue ganada por Reboisson, con 91,70. Al scratch venció Carles Bracons, con su Peugeot 205 y 23,20 pts.
Llegamos al parque cerrado de Palamós con 20 minutos de adelanto pero absolutamente derrengados. Eran casi las 4 de la madrugada y hacia 12 horas que estábamos en el coche. Permanecíamos en el puesto 29 de la general, pero habíamos subido al 2º de la clase.
Tercera etapa
El día amaneció con el pronóstico universal: nubes y claros con chubascos dispersos. Tras una opípara comida en un hotel del Paseo Marítimo de Palamós, y un poco de siesta, que todo hay que decirlo, subimos al coche a por la tercera etapa. El “John Deere sport” se puso en marcha al primer requerimiento, pero, al sentarnos, noté como un cierto esponjamiento en el pedal del freno. Pensamos que podía haber sido fruto de la ebullición del día anterior o que tuviera aire en los conductos. Luis me aconsejó hacer varias manchadas y pareció que se solucionaba, así que salimos llenos de optimismo.
Primer tramo: TR17, La Ganga. Aquí, Ruiz-Ayucar impuso su Porsche 911 SC con unos ofensivos 1,6 puntos. El tramo era bastante cómodo y acababa con un trozo rápido que permitía recuperar la media con facilidad. Nosotros encontramos bastante tráfico y acabamos 5º de nuestra clase, que fue ganada por Reboisson y su Volvo, con 7,40 pts.
De allí, un corto enlace nos llevaba al TR18, que no era otro que Santa Pellaia, versión larga, y con encantamiento final para entrar en Cassà de la Selva por la puerta de atrás. Además, acababa de caer un chaparrón y estaba de lo más resbaladizo. Aquí intenté hacer el artista y usar mucho la tercera, desoyendo los sabios consejos de Luis que sabe más. Total, un saco de puntos, 353, que significaban el 7º de la categoría y bajar un puesto. La clase fue ganada de nuevo por Reboisson, con 29,80 puntos, y el scratch por Carles Miró–Ivan Matavacas y su Porsche 911 SC.
Seguidamente, y ya cruzado el lío de carreteras y autopistas, nos enfrentamos al siguiente tramo TR19, que empezaba a la salida de Vilobí d’Onyar. Este era, todo él, un encantamiento: Lleno de cruces y carreteritas y nunca tenias referencias de donde estabas. Era más difícil la navegación que seguir la media y, además, ya estaba oscureciendo. Resultado: 17,10 puntos que suponían el 5º de la clase, ganada por Reboisson, con 8 pts. El scratch fue para Jean-Luc Basty–Jacques Moreau con un R5 GT Turbo y unos míseros 2,6 pts.
Hasta aquí el calentamiento. Ahora empezaba lo bueno. TR21 era el conocido Cladells. Con niebla y llovizna, arrancando desde Santa Coloma de Farners. Fuimos bien en el trozo llano y bastante en media en la subida, a base de estirar la segunda todo el rato. En la parte alta nos alcanzó Víctor Sagi, al que cedimos de modo cortés el paso. Resultado final: los 4º de la categoría con 57,10 puntos, que fue ganada por Cristophe Bottasso y su MG B. En el scratch triunfo de Juan Pedro García–Sergi Giralt y su AX GT.
Bajando hacia Arbucies para el siguiente tramo los frenos volvieron a hacer el burro y, aparte de las manchadas, al frenar bruscamente se iba el coche a la derecha. Seguimos con la creencia del aire dentro del circuito y yo, personalmente, me prometí ir con cuidado. El TR21 volvía a ser un macro tramo: Coll de Ravell, Pla de las Arenes y Collsaplana de bajada, con niebla y llovizna. Todo iba aceptablemente bien cuando, iniciando la bajada de Collsaplana y en una curva complicada a derechas, el freno dijo que nones y a punto estuvimos de marcarnos un recto. Seguí manchando y pareció que frenaba de nuevo pero, en una curva antes de fin de tramo, lo mismo. Nada de nada. Por suerte allá acaba el tramo, cogimos la C25 y al control horario de Vic haciendo pruebas con los frenos que pareció que se volvían a poner a tono. Resultado del tramo, los 4º de nuestra clase con 354,80 pts. que fue ganado por Costa–Pumarola y su eficaz Mini con 223,90 y, en el scratch, por Garrigolas con 22,40 pts.
Antes del Control Horario tuvimos casi una hora para cenar, en un lugar donde fuimos muy bien atendidos y con una cena simple pero copiosa. Cuando volvimos a salir, llovía con fuerza. Fuimos a la gasolinera a repostar y, al entrar e intentar detenerme en el surtidor, el freno dijo que no y nos mando al segundo surtidor, donde el freno de mano nos detuvo. Pensamos que era hora de averiguar mas concienzudamente qué le pasaba al trasto y, ¡¡oh sorpresa!!, resultó que llevábamos el eje delantero totalmente suelto, lo que hacía que todo el mecanismo se desplazara sin control, por lo que frenaba cuando le daba la gana. Luis procedió al reajuste de los tornillos del buje (porque yo no tengo ni idea) y pareció que el asunto se arreglaba, como así fue.
Empezamos el TR22 con un poco de aprensión por ver si el tema frenos estaba arreglado. Y, además, por una niebla intensa, la “broma” que dicen los de Vic. El tramo era de navegación pura. No se cuantos cruces, crucecitos, desvíos, etc. había pues lo único que oía era a Luis diciendo: en 200 metros cruce a la derecha (o a la izquierda o…) ya que ver, ni el morro del vehículo. Además, casi todo por caminitos, más o menos asfaltados pero que carecían de indicaciones. Por suerte los frenos se comportaron, lo que nos dio cierta seguridad. Y, mira por donde, ganamos nuestra categoría con 274 pts., seguidos por Reboisson con 302. El vencedor scratch fue Kini Muntadas, con 18,10 pts.
Acabado el tramo, un no muy largo enlace nos llevaba, ¡¡otra vez!! hacia Collsaplana, en esta ocasión para acabar en Sant Hilari. ¡¡Qué sería del Costa Brava sin Collsaplana!! Misma tónica que la vez anterior, es decir, segunda y alto de vueltas. Cerca de Sant Hilari vimos al Triumph TR7 que se había ido barranco abajo pasando por debajo del guarda raíl, afortunadamente sin consecuencias. La cosa salió bien a pesar de la niebla. Segundos de nuestra categoría, con 972,40 pts., detrás de un sorprendente Simon Malins, que con su Hillman Hunter hizo 807,20. El vencedor scratch volvió a ser Juan Pedro García, con su AX de rallys y unos ofensivos 20,4 puntos.
Del final del tramo al siguiente, TR24, solo debíamos cruzar Sant Hilari que, a aquellas horas de la noche, con lluvia y niebla, parecía el pueblo fantasma. El tramo era el de Osor, dirección Anglés y con un encantamiento que consistía en que, desde Osor, debías coger una pista forestal, teóricamente asfaltada, que te dejaba en la presa de Susqueda. El tramo hasta Osor era fuertemente resbaladizo, así que condujimos como si fuéramos sobre huevos. Y el siguiente era difícil, bacheado y complicado por lo que, segunda y gas. Los frenos seguían comportándose. Acabamos segundos de nuestra clase, con 197,70 pts., que fue ganada por Juan Carbonell y su SLK, que hicieron 188,70 pts. En el scratch volvieron a imponerse Juan Pedro y Sergi, con unos insultantes 19,20 pts.
Al cruzar Anglés, la niebla casi desapareció y nos enfrentamos al TR25, Aiguaviva. El tramo se me atravesó bastante pues, aunque la carretera estaba bastante bien, era muy revirada y en subida, con lo que, segunda y gas. Para mayor diversión tenía una encantamiento en la mitad, un desvío que casi no se veía y que nos metía por esos caminos rurales asfaltados. A mayor abundamiento tuvimos una trifulca con unos polacos que iban en un Lancia Delta Integrale. Nos alcanzaron y se pegaron a nosotros con toda su luminaria de carreras. Les dejamos pasar y se pusieron a paso de tortuga, sin dejarnos pasar a nosotros, que íbamos a la media. Suerte que en un cruce se perdieron y siguieron rectos. Pero, a pesar de todo ello y de mis prevenciones, ganamos el tramo en nuestra categoría con 135 pts., seguido del ya citado Malins, que hizo 191,10. Los vencedores scratch del tramo fueron Carles Fortuny y Carles Jiménez, sobre sendas Yamaha XT 600 y 12 pts, que batieron a todos los coches buenos… y a los malos.
El rally ya se acababa. Quedaban dos tramos. El primero de ellos, TR26, era el conocido Els Àngels, a la salida de Girona pero que acababa en un encantamiento, haciéndonos pasar por Madremanya. Me gusta Els Àngels... buen asfalto, carretera ancha para lo que es un rally, descenso rápido y sombra si se hace de día, que no era el caso. Lo que pasa es que es bastante exigente y el Zastava no tiene los CV suficientes para subir a todo trapo ni hacer la regularidad a 50 en la subida. Aún así hicimos los terceros de la media baja, con 293,70 pts., que fue ganada por Malins con 175,80. En el scratch vencieron Bracons y Silva, con su Peugeot 205, que hicieron unos envidiables 12 pts.
Y quedaba el ultimo del día, el TR27, que era el TR17 pero al revés. Con un poco de niebla en la parte baja y rápida y algo de tráfico en contra, lo negociamos bastante bien, a pesar de no tener la sensación personal de ello. Hicimos segundos de clase, con 74,80 pts., clase que fue ganada por Costa y Pumarola con su Mini y 59 pts., mientras al scratch se imponía Kini Muntada, con unos insultantes 3 pts.
Un corto paseo nos llevó a la meta, donde esta vez entramos con poco margen. Fotos, abrazos y otro rally en el haber nuestro ¡¡y del Zastava!! Quedamos primeros de la clase de media baja, sexto de Históricos y los 29 del scratch, resultados que obedecen al buen hacer y sabios consejos del copi y a la fiabilidad del vehículo (que también es obra del copi), que, salvo el susto de los frenos, se portó como un jabato. Por mi parte, ¡¡una disfrutada enorme!!
Para la historia, vencieron al scratch David Garrigolas–Jordi Boix (VW Golf GTI), seguidos de Joaquim Muntada–Jan Rosa (Porsche 911 Carrera 3.2). En la Copa de Damas, Tere Armadans–Anna Vives (Porsche 911 Carrera 3.2) que, además, fueron las cuartas Scratch y, en Históricos, Carlos Miró–Ivan Matavacas (Porsche 911 SC), con nuestro Zastava 101 en 6ª posición. Y nosotros vencimos en la media baja, seguidos de Simon Malins–Suzanne Barker (Hillman Hunter) y Jean-Baptiste Reboisson–Raphael Chovet (Volvo Amazon).
Por ello, no puedo finalizar este escrito sin un reconocimiento a quien diseñó este rally. 27 tramos, ¡¡una fruslería!! Me ha proporcionado momentos de autentica diversión, por lo que, por poco que pueda, repetiré. Y un sobresaliente “cum laude“ para la organización, RallyClassics. Funcionó como un pequeño ejército, sin dejar nada al azar y daban el soporte necesario a los participantes pero sin suplantar su autonomía en ningún momento. La fama que tiene el Costa Brava Histórico no solo es merecida, es de justicia.
Por cierto, creo que Tere Armadans y Anna Vives todavía deben comer civet de jabalí después de la cacería en medio rally…
© Antonio Arderiu Freixa
Escaldes-Engordany, 1 de noviembre de 2024
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