Capítulo y III, por Rafael Castañeda.
Rallye Barcelona-Andorra. No recuerdo prácticamente nada, imposible hacer memoria, salvo que empezamos en Andorra y hacía un frío increíble. Tampoco lo entrené y quedamos segundos, después de Eladio Doncel (de nuevo con Juan Rasilla), que continuaba demostrando su superioridad. Todos los rallies que yo no entrenaba los hacía Alberto con su novia Carmen (Ita) Perdigón, una chica originalmente de Alicante. Carmen y mi futura esposa, Mary, se conocían y así nos fuimos relacionando. Recuerdo perfectamente que Mary corrió el 500 km de Alicante de 1972 con un Seat 1430 de grupo 1, acompañada de Chelo Martínez... yo era su asistencia.
Rallye Firestone. Terminamos segundos, como en Andorra tras Eladio Doncel, que aquí corría con Ricardo Antolín. La carrera iba muy bien para nosotros y para la propia Escudería Repsol, ya que fue un mano a mano entre los dos Porsche pero, honestamente, perdimos el rally por un asunto en el que estuvieron involucrados los operarios de Renfe. Resulta que se movió la palanquita exterior, cerca del faro izquierdo, y el coche se paró en mitad de un tramo... y la maldita ley de Murphy se las arregló para que por primera vez en todo el año se me olvidara la linterna... era noche cerrada... no se veía nada... y perdí mucho tiempo colocándola.
¿Qué pasó? Pues que fuimos en coche cama de Madrid a Bilbao (o a San Sebastián, no puedo concretarlo) y el Porsche viajó con nosotros. Honestamente no fueron la gente de Renfe los que tocaron la palanquita, sino nosotros mismos, desconectamos el coche para que ningún operario encendiera el coche... El motor llevaba aceite Shell Rotella, muy denso (lo usaban camiones diesel), y había que calentarlo al ralentí durante unos 10 minutos antes de arrancar y empezarlo a manejar. Los empleados de Renfe estaban muy enfadados con este asunto porque tuvieron que bajar el coche empujando. En definitiva, que el motor se parara en pleno tramo fue culpa nuestra, ya que no colocamos la palanca correctamente. La memoria es lenta para recordar según que detalles, pero las cosas son como son…
Rallye Costa del Sol: Mi último rally de 1970, en el que abandonamos en el primer tramo por culpa de... un diferencial nuevo. Desde hacía varios rallyes, Alberto estaba pidiendo que le cambiaran al Porsche el diferencial de relación corta que llevaba por otro de relación todavía más corta. Aparentemente el coche era más rápido usando este otro diferencial y él quería tenerlo para gozar de las máximas ventajas posibles. El tiro le salió por la culata, porque al usarlo por primera vez en el Costa del Sol y no estar acostumbrado a él, no podía meter las mismas marchas que usaba anteriormente en las notas y después de tomar varias curvas con "problemas" terminamos saliéndonos en el tercer tramo, dañando el coche sin poder continuar.
Afortunadamente Eladio, que hubiera podido ganar el campeonato si hubiera participado en este rally, decidió actuar como auténtico jefe de escudería y le cedió su coche a José Manuel Lencina para que corriera el "rally de casa", ya que la salida era en Almería, su ciudad de residencia. Y ganó. Por lo tanto, Alberto se pudo proclamar Campeón de España de Rallyes de 1970 aún retirándose en el rally. Yo no pude coronarme como campeón de copilotos porque hasta dos años después no se estableció esa clasificación.
Punto final. ¿Qué si hubo premios por el título? Cero, nada, ni sueldo, ni reconocimiento, ni leches... solo una chaquetita que mi futura esposa se apropió... Cerré temporada y carrera deportiva, aunque regresé un año después para el 500 km de Alicante, en el que corrí con Alberto por ser el rally de casa para mí. En ese rally mi entonces novia estuvo casi todo el tiempo con la esposa e hijos de Bernard Tramont. Ese fue el único rally de 1971 y el último que corrí en mi vida. En septiembre de ese año me casé y ya no hubo tiempo ni posibilidad de dedicarme a nada más de eso. La mudanza a Alicante en octubre de 1970 y mi noviazgo/matrimonio en 1971 aconsejaron que lo dejara, y así fue.
Por cierto, a mi esposa Mary me la presentó Janett Plon, “La Vikinga”, que solía correr pruebas de velocidad en un Seat 850 Coupé, vivía en Alicante pero a la que había conocido en Madrid. Nos pusimos de acuerdo para ir hasta Murcia el 23 de enero de 1971 para ver una parada de descanso de los participantes del Rallye Monte-Carlo, que salía de Marrakech (todo el equipo oficial Alpine-Renault lo hacía desde allí, entre otros). Ella fue con Mary, mi actual esposa (pronto 52 años de casados…), y yo hasta allí fui con un amigo. Los coches del rally no llegaban hasta medianoche o después, por lo que para hacer tiempo nos fuimos a una discoteca y para que te cuento más... flechazo al primer baile…
La desaparición de Alberto Ruiz-Giménez. En octubre de 1974 me fui a Venezuela a trabajar con Turrones El Almendro (consecuencia de mi graduación en la Escuela Superior de Ciencias Empresariales de Alicante) y con esa distancia geográfica y mis tumbos por el mundo, que incluyeron los EEUU, Holanda y de nuevo los EEUU hasta ahora, sin whatsapp, facebook, etc. me desligue por completo de mis amistades españolas, excepto de mi familia, claro. Las nuevas redes sociales, mi retiro, y mis frecuentes viajes anuales a España (voy de nuevo este mes de mayo) han ayudado enormemente a renovar viejas amistades. Hace bastantes años conseguí el teléfono de Enrique Ruiz-Giménez, hermano mayor de Alberto (sobrinos ambos del célebre político Joaquín Ruiz-Giménez), y él me facilitó poder hablar con su hermano.
Casualmente, Alberto se encontraba en casa de su hermano y no necesariamente durante la primera llamada, pero quizás fue en la segunda o en la tercera, pude hablar con él un buen rato. Me enteré de que había vivido en Miami al mismo tiempo que yo vivía en Houston, sin saberlo ambos, que se había divorciado, etc. etc. Alguno de mis familiares o amigos me dijo que había visto la esquela de Alberto e inmediatamente llamé a Enrique. Solo sé que Alberto falleció de un ataque al corazón cuando se estaba bañando en casa de Enrique. También creo que tuvo una tienda de coches en Madrid, en sociedad con Ángel Nieto, pero el negocio no prosperó... poco más. Por último, también sé que su hija Vanesa (de mismo nombre que la mía, aunque a lo mejor con 2 eses) era la esposa del Cónsul de España en Miami por algunos años, pero nunca la conocí ni traté de hacerlo... Hay muchas otras cosas que no me apetece decir...”.
Rafael Castañeda Bergamín
Abril/Mayo 2023