Por Raymond Blancafort.
A Jordi Estadella, fallecido prematuramente en abril de 2010, muchos españoles lo conocen como presentador del famoso concurso ‘1, 2, 3, responda otra vez’ o ‘No te rías que es peor’.
En Catalunya, al menos en Barcelona, se hizo popular mucho antes por un programa radiofónico en el que daba vida a dos personajes: Tito B. Diagonal y Tato Ganduxer.
Me acorde de él al acudir a la presentación, en el concesionario barcelonés, de dos nuevos Lamborghini, híbridos enchufables, el hypercar Revuelto y el SUV Urus SE. Y es que el concesionario estaba en la mismísima calle Ganduxer, esquina Vía Augusta para más datos.
¿Qué tiene que ver esto con Jordi y sus dos personales? Tito y Tato eran dos pijos del entonces barrio alto y pudiente de Barcelona. Representaban todos los tópicos de los pijos elevados al máximo. Y, entre otras cosas, reivindicaban el ‘Carril Lamborghini’.
Sí, han leído bien, el ‘Carril Lamborghini’. Esto era en los inicios de los 70, quizás muy finales de los 60, cuando Lamborghini ya comenzaba a ser conocida y el Miura se estaba convirtiendo en un icono. Bueno, Lamborghini como nombre genérico, ya que podría estar abierto a Porsche, Maserati, Ferrari, Rolls y marcas por el estilo, incluso a algunos Mercedes, los de alto de gama, por ejemplo.
Estos dos personajes, que no cogían el metro porque, decían, la gente usaba “Eau de Sobac” en lugar de Chanel, Rochas u otra fragancia glamurosa y con estilo, quedaron traumatizados el día que no tuvieron más remedio que traspasar la Diagonal para asistir a un entierro en el Eixample.
Reivindicaban el carril Lamborghini porque si eran tan afortunados como para poder permitirse un deportivo de ese calibre, debían tener algunas prebendas, un carril propio para transitar sin embotellamientos… quizás también zona Lamborghini además de zona azul o verde para aparcar.
Me imagino que hoy ambos se rasgarían vestiduras –a la media de Savile Row, por lo menos– no al ver el carril bus, que ya les molestaría, sino el carril bici, ese engendro de dos ruedas que dirían funciona a “propulsión a garbanzo” en la Vía Augusta.
Un carril bici que tiene tan poca utilidad que entidades vecinales y el RACC han pedido se suprima. Pero hoy, el carril bici ha venido para quedarse, se ocupe o no, y sería políticamente incorrecto suprimirlo. Los tiempos, obviamente, han cambiado. Quizás Tito y Tato comprarían bicicletas para sus nietos…. Lamborghini, ‘off course’.
© Raymond Blancafort Costas
28 de junio de 2024
JAS Info Service